¿Las Famosas Mariposas?

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El miércoles amaneció con un cielo gris, como si Brighton reflejara la confusión que Sara sentía por dentro. Se había dormido tarde después de la conversación nocturna con Jeremy, y aunque había disfrutado cada momento, no podía evitar pensar en lo rápido que había aceptado su solicitud de Instagram. Las dudas la atormentaban; sentía que tal vez se había mostrado demasiado entusiasta, un pensamiento que le daba vueltas en la cabeza, haciéndola cuestionarse si había tomado el camino correcto.

Al llegar al laboratorio, Sara trató de concentrarse en su trabajo, pero su mente seguía divagando hacia Jeremy, su conversación, y lo que podría significar todo eso. El ruido del equipo en el laboratorio y la rutina diaria no lograban distraerla lo suficiente. Sabía que la relación que estaba empezando a formar con Jeremy no era algo común, y eso la asustaba un poco. Cada vez que tomaba una pipeta o anotaba datos en su cuaderno, sus pensamientos volvían a la expresión de Jeremy cuando la miraba, sus palabras y el tono cálido con el que le hablaba. Sentía que había algo especial entre ellos, algo que crecía silenciosamente, pero que aún no lograba entender del todo.

El día pasó lentamente, y aunque Sara logró cumplir con sus responsabilidades, se sentía agotada. Sin embargo, había algo que la mantenía motivada: la idea de pasar tiempo con Jeremy nuevamente, quizás en un ambiente más relajado, sin la presión de los partidos o el bullicio del estadio. Esa posibilidad se convertía en un anhelo que la ayudaba a sobrellevar el cansancio y las dudas.

Al terminar su jornada, Sara decidió enviarle un mensaje a Jeremy, pero quería asegurarse de que no sonara desesperada. Después de repasar varias opciones, finalmente escribió algo simple:

Sara: Hola, ¿qué tal tu día? ¿Cómo te sientes después del partido de ayer?

Las horas comenzaron a pasar sin respuesta. Cada vez que su teléfono vibraba, Sara esperaba ver un mensaje de Jeremy, pero solo recibía notificaciones triviales. La espera se hizo pesada, y los nervios comenzaron a apoderarse de ella. El silencio del teléfono le parecía un reflejo de sus propias inseguridades. No entendía por qué, después de una conversación tan fluida la noche anterior, hoy parecía estar ausente. La ansiedad la llevó a salir con Amelia a un café cercano, esperando que la compañía de su amiga y el ambiente acogedor del lugar la ayudaran a despejar su mente.

El café estaba lleno de la usual mezcla de estudiantes, turistas y locales, creando un murmullo constante que a Sara le resultaba casi reconfortante. Amelia notó la inquietud en el rostro de Sara y no tardó en preguntar qué le sucedía.

¿Qué pasa, Sara? Estás rara hoy, ¿todo bien?, preguntó Amelia, mientras removía el azúcar en su té.

Sara suspiró, mirando su taza de café. El vapor se elevaba lentamente, nublando su vista por un momento. "Es que... no entiendo. Ayer hablamos un montón, casi hasta la madrugada. Pero hoy... le mandé un mensaje esta mañana y todavía no me ha contestado. No sé si hice algo mal o si simplemente se aburrió."

Amelia sonrió con comprensión, inclinándose hacia adelante para que su voz se oyera por encima del bullicio. "Es normal sentirte así, pero tal vez solo está ocupado. Recuerda que tiene su vida y sus compromisos. Estoy segura de que hay una explicación. Además, no puedes juzgar todo solo por un día. A veces los chicos son un poco despistados."

Sara asintió, pero la duda seguía presente. No era solo la falta de respuesta, era la incertidumbre de no saber qué estaba pasando en su mente. ¿Acaso había malinterpretado la conexión que sentía? ¿O tal vez él simplemente no estaba tan interesado como ella pensaba? Con cada minuto que pasaba, esas preguntas se volvían más insistentes, pero intentaba racionalizarlo. Después de todo, Jeremy tenía una carrera exigente, llena de responsabilidades que ella apenas comenzaba a comprender.

Un Gol Al Corazón  -  Jeremy Sarmiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora