—Justo a tiempo, Ale…
Arens guardó silencio cuando notó que no entré sola sino en compañía de Emira. Ya ambas estábamos uniformadas y preparadas para recibir la información y luego irnos. Pero, mientras ella estaba en traje negro, el mío era blanco. Esa era la diferencia.
Estábamos en el despacho de Arens, a su lado izquierdo estaba Shantel y a su lado derecho estaba Castiel, ambos de pie. Emira y yo nos sentamos frente a él, ella mirando cada rincón con cierta impresión y yo mirándolo a los ojos.
—¿Y ella? —preguntó, refiriéndose a Emira. Ella dejó de mirar sus alrededores de las cosas impresionantes y costosas que tenía el despacho y le prestó atención a él.
—Mi equipaje —respondí—, no te preocupes. ¿Dónde está la información?
Él emitió una risita pícara y deslizó el sobre hasta mi lugar. Me gustaba estar segura de todo antes de no volver a ver a Arens (no antes de que terminara mi misión) porque ya me iba, así que me aseguré de abrir el sobre y analizar el contenido.
—Soren Salvatore. Treinta y ocho años. Condado Netvel. Es un secuestrador de menores de edad, los vende a personas ricas, tanto hombres como mujeres.
Empecé a pasar las fotos mientras él iba dándome la información que ya estaba plasmada en papeles. Necesitaba grabarme todo de memoria porque no podía llevarme esos papeles a todos lados. Guardé la información en mi cabeza, nombres, apellidos, dirección y familia.
—Alena.
Dejé sobre el escritorio de cristal las fotografías de los niños secuestrados y miré a Arens a los ojos.
—Lo escucho, jefe.
—Entrarás como una limpiadora a la mansión donde trabaja Salvatore. Si tiene niños ahí, sácalos. Y si hay cómplices, elimínalos a ellos también.
—Entendido —me coloqué de pie y Emira me imitó.
—Una última cosa, Alena —me detuvo, sacando otro sobre de una gaveta de su escritorio.
—Dígame.
—Te llegó este sobre en la mañana.
Lo tomé en manos y traté de salir porque era de color negro y ya sabía sobre qué se trataba, pero abandonar ese lugar no fue algo que pude hacer en ese momento cuando más anhelaba hacerlo para buscar la poca adrenalina que obtenía de mis misiones fáciles y aburridas.
—Me gustaría saber qué es. Claro, si no te molesta.
No sabía que Arens era curioso. Pero como mi jefe y teniendo en cuenta que estábamos en su casa, decirle algo tan irrelevante no me parecía difícil.
—Es un nuevo contrato de trabajo que hice con Francesco Lamborghini.
Castiel no lo sabía, sus expresiones fueron la respuesta. Frunció un poco el ceño y deslizó súbitamente su mirada a mi rostro, y por como me miraba, entendía bien que esperaba saber qué tipo de contrato era.
—¿Un contrato de trabajo? —preguntó Arens, frunciendo el ceño con una rabia visible en su pálido rostro—. ¿Y sobre qué es exactamente?
—Haré por él lo mismo que hago por usted.
—Ahora entiendo por qué Caesar lo envío con Vilain.
—¿Vilain vino aquí? —inquirí y sonreí un poco, porque llevaba meses sin saber de ese hombre. Lo extrañaba bastante.
—Así es. Quería verte, pero no sé dónde andabas tú a las seis de la mañana.
—Estaba llevándole el desayuno al padre de Emira. ¿Tiene alguna otra pregunta, jefe?
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Oscura Venganza [Enemiestolovers]©
FantasiEllos cinco significan siete palabras: astucia, maldad, inteligencia, perversión, lujuria, egocentrismo y narcisismo. Alena Lambardini es una chica antipática que entra a trabajar en la Mansión Lamborghini sin saber que se había metido en la boca de...