Stories; m.c ❀

15; Beso esperado.

Tal vez exageró, pero no quiso hablar con Luke por el resto de la semana. Tampoco lo hizo mucho con Michael, simplemente no quería conversar con ninguno de los dos.

Se dedicó plenamente a su trabajo de historia.

- Mawson y Slutzky: Segunda Guerra Mundial.

Así había designado el trabajo la profesora más loca del mundo, y su compañera no se quedó callada.

- Pero señora, nunca hemos hablado.

- Entonces que les sirva para formar y fortalecer lazos. Y recuerden, asocien siempre la Historia con la actualidad. -el timbre sonó- Hasta la semana que viene.

Fue una gran distracción pasar tiempo con ella, porque así tenía excusas para negar a Luke y Michael invitándola a salir o pasar el rato.

Tampoco le caía mal la chica. Carola, su nombre, además de ser una de las chicas más inteligentes de su clase también era muy simpática. Pasó horas hablando con ella, y hasta se juntaron una vez para degustar un frappuccino de Starbucks.

Charlando se enteró de todos los chismes y rumores que circulaban por el colegio, y se sorprendió al escuchar que ella había sido novia de Ashton.

- Nuestra relación no duró tanto como planeábamos, lo que sucede es que él tiene un gusto... raro, por así decirlo.

- Lo siento por tí. Pero quién sabe, tal vez el destino los vuelva a cruzar, Caro. -Emily hablaba con una gran sonrisa.

- Dudo que eso pueda pasar, ambos tomamos caminos opuestos. Él con su música y yo con mis estudios.

- Tú tomaste el camino a la izquierda y él a la derecha, pero olvidas algo, el mundo es redondo.

Y su compañera sonrió.

Aquella frase era de doble filo. Parecía ser bueno volver a cruzarse con un viejo amor cuando lo creías perdido, pero, ¿Qué hay de cuando uno escapa de su vida pasada? ¿Las personas de quienes se alejó volverán a pasar por delante de ella? 

El mundo es redondo, se repitió en su cabeza.

Y todavía no sabía con quién estaba por cruzarse.

- Y hablando de música, ¿Cómo es que Ashton está con eso?

- Tiene una banda, aunque nunca salieron más que del garage de Luke y actos de la escuela. ¿No sabías?

- ¿Luke?

- Sip. Él, Ash, Michael y Calum.

¿Qué?

- ¿Y son buenos?

- Demasiado, ojalá pudieras haberlos escuchado. Ya no tocan más.

- Oh, -estaba decepcionada- ¿Desde cuándo?

- Desde que murió Daryl.

De repente recordó al indefenso Michael soñando con su padre. La pesadilla se le repetía cada vez que no dormían juntos y eso a ella la destrozaba. Ahora mismo sólo quería decirle que estaría ahí para él.

- Caro, tendrás que perdonarme. Pero tengo que irme en seguida.

- No hay problema, nena. -dijo dándole un beso en la mellija- Mañana nos juntamos a darle final al trabajo,  ¿Te parece?

- Me parece perfecto, nos vemos.

Saludó una última vez con la mano antes de salir de la cafetería donde se encontraban. Su amiga la miraba aún sentada en el sillon con una mirada confundida.

¿A donde habrá ido tan apurada?

Emily mientras tanto luchaba por conseguir un taxi que la llevara de su amigo, pero al no conseguir tuvo que sacar su teléfono para verificar hacia donde tenía que ir. Una vez orientada, trotó durante diez minutos hasta llegar a cinco cuadras de la casa. Desde ahí hizo su paso mucho más suave, como si fuese paseando.

Sin embargo, no tuvo oportunidad de llegar a su destino, porque faltando tan sólo una cuadra y media, lo vio correr.

- ¡Michael!

Volteó de golpe y el ceño fruncido que traía le desapareció por completo.

- ¿Que hacías por aquí, Em? De hecho yo estaba por ir a decirt...

Pero ella no pudo controlarse un momento más. Cuando sus cuerpos estuvieron lo suficientemente cerca, ella rodeó su cuello con ambos brazos y alzando sus pies un poco, lo besó.

Él rápidamente con una mano la tomó de la cintura y la otra, acariciando el costado de su rostro. Había esperado desde que la conoció por ese beso.

La ciudad estaba concurrida y las personas se daban vuelta para apreciar el acto de amor de los jóvenes, aunque sea de reojo.

- Wow, jamás creí que podría ver a Emilia Mawson con un chico. -una voz los hizo separar- Y qué chico. Llámame cuando esa perra te aburra, bombón.

Ambos se dieron vuelta y ella gruñó. ¿Por qué justo hoy tenía que volverla a ver?

- Tanto tiempo, Cinthia.