Eran pasadas las dos de la mañana y no podía dormir. El día había sido hermoso quitando de lado la razón por la cual terminaron en aquel lugar.
- ¿No te dirán nada por faltar a clases?
- Lo dudo, ¿Y a ti Mike?
- Tampoco, de todos modos, ya no quiere verme.
- No digas eso, -pasó la mano por su cabeza- no estaba pensando en lo que dijo.
- Tal vez, pero duele cuando esos comentarios se hacen constantes, ¿Sabes?
Y ninguno de los dos dijo nada más por un buen tiempo. Se quedaron acostados, las mochilas de la escuela apiladas sobre el asiento de la motocicleta y ella acariciando el cabello del chico a su lado.
Jugaban a adivinar qué forma tenían las nubes, como si fuese una escena sacada de una película romántica.
- Tengo hambre, Em.
- Seguro hay alguna tienda o lugar cerca, podríamos ir a buscar.
- Me parece bien. -responde levantándose de donde estaba.
Ella aún acostada estira sus brazos hacia arriba en señal de ayuda, Michael los toma y con el mínimo esfuerzo la levanta en poco menos de un segundo.
Tomaron sus bolsos al hombro y caminaron al menos tres cuadras antes de encontrar un pequeño lugar de comida rápida.
- Se me está antojando una hamburguesa con papas fritas.
- ¿No venderán ensaladas?
Miró a su alrededor, era el típico lugar donde se llenaría de camioneros que almuerzan alimentos fritos mientras toman una taza de café para después seguir conduciendo.
Miró sus piernas, sus enemigas en este momento. Era la parte de su cuerpo que más le costaba quemar grasas, no tendría que comer por su bien. Pero luego miró hacia adelante, su amigo la observaba con una sonrisa.
- No lo creo, nena. Pero tal vez deberías comer un poco más, te veo muy... frágil, y flaca.
Sí, claro.
Si tan sólo supieras.
Tuvo que aceptar, no le quedó de otra, Michael podía ponerse bastante insistente.
- ¿Te gusta? -le preguntó.
Ella estaba devorando su comida muy rápido. Asintió con la cabeza y soltó una risa, disfrutaría todas las calorías posibles antes de devolverlas a donde en realidad pertenecen, el inodoro.
Cuando terminó, se dirigió al baño del lugar con alguna excusa tonta. Repugnante era una palabra que le daría mucho lujo para lo que en realidad es ese cubículo.
Mientras ella inducía su vómito metiendo panza e inclinándose para adelante, Michael se pasaba las manos nervioso por la cabeza. No era un chico estúpido, sabe lo que en realidad fue a hacer Emily allí. Debate entre decirle que lo sabe o no, pero su respuesta es negativa cuando la ve salir sonriente.
Emmy también está nerviosa, pero sabe disimularlo bastante bien. Es la primera vez que expulsa sangre de su boca, hace una nota mental: Buscar información en blogs pro-mia.
- Estoy lista, ¿Nos vamos?
- Me parece una buena idea, andando.
Pagan lo correspondido y al salir, a pocos metros encuentran un pequeño local de estética. Él le pide que espere afuera mientras hace unas compras. Tiene una gran idea.
- ¡Ni lo sueñes! No quiero, me rehúso.
- Oh vamos, sólo será una semana, después te lo quitas.
Estaban en la habitación de Emily con tintura roja preparada, fueron a su casa porque están seguros de que sus padres no aparecerán hasta tarde.
- No quiero, mi pelo es lindo así.
- Y muy lindo, pero quiero teñirme.
- ¡Entonces tíñete tú Mikey!
- No se vale, quiero que alguien me acompañe. -hace su tan irresistible puchero.
- Agh, está bien. Pero sólo una semana. Ahora siéntate, empezaremos contigo.
- ¡ME ENCANTA! Realmente me encanta. -grita exaltado después de ambos terminan de teñirse.- Y a ti también te va el rojo, te hace lucir sexy.
- ¿Sexy? Parece que mi cabeza está menstruando.
- No seas exagerada, vamos a tomarnos una foto.
Mete la mano en su bolso para buscar el celular, pero recuerda que no tiene batería. Él saca el suyo del bolsillo que está en sus jeans ajustados y pone la cámara.
- ¡Sonríe!
Clik.
La foto salió muy linda, ella sonríe tímidamente mientras señala su cabeza y Mike al lado, dándole un tierno beso en la mejilla.
Si alguien no los conociera pensaría que son hermanos; o novios.
Para pasar el rato hasta que sea el horario que finalizan las clases donde se supone que "asistieron", no tuvieron mejor idea que ponerse a cantar las canciones de la playlist que él armó. Pero un ruido les hizo parar la música de golpe: pasos, y voces.
Los padres de Emily habían llegado.
Ella sin vacilar fue hacia su armario, de donde saca una escalera hacha de sogas y ata uno de los extremos en la ventana.
¿Para qué la usará? Se pregunta.
- Perdón, Mike. Pero necesitas irte.
- No pidas perdón, espero no meterte en problemas.
- No lo harás, descuida. -le da un beso en la mellija en forma de despedida- Nos vemos mañana.
Sonríe mientras baja por la inestable escalera. Es su único método para salir sin ser visto, de todos modos. Desde la ventana ella lo saluda y es la última vez que la ve ese día antes de tomar su mochila y largarse en la motocicleta.
~
Mira el reloj una vez más, ya ha pasado casi una hora desde que lo miró antes. Debería dormir, sino no va a poder levantarse a la mañana siguiente.Faltándole el calor de Emily, logra concebir el sueño al fin. Esa noche no tiene pesadillas, porque su amiga ocupó espacio en su mente todo el tiempo.
_
Perdón por no actualizar antes, tuve algunos problemas. ¡Gracias por leer!- G, x.
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Stories; m.c ❀
Fiksi PenggemarA todos nos persigue nuestro pasado, remarcando nuestro error con cada paso que damos. Pero, ¿quién diría que ellos pueden enfrentarlo juntos? Todos los derechos reservados, código: 1506074276932.