La guerra nunca finalizó, simplemente se congelo en el tiempo hasta el momento que fueron nuevamente revividos. Humano y demonio. Rey y guardián.
Esas eran las etiquetas de Suh Minhyung y Moon Donghyuck quienes pactaron para ser los autores de un ba...
Jaemin aun en la lejanía podía sentir el abrumador poder que se estaba desatando, el poder divino de Taeyong estaba absorbiendo incluso la vida misma que poseía la naturaleza.
- ¿Qué es lo que hacemos aquí? - preguntó Jeno mirando hacia dentro de la cueva.
La energía maligna era nula al igual que la divina, parecía ser un vacio en medio de todo lo que se conocía y presenciaba.
- El amo Donghyuck fue directo, ustedes tienen otro propósito - hablo la marioneta separando una parte de su rostro dejando ver una gran y asquerosa sonrisa donde sus dientes cuadrados eran humedecidos por una lengua grande y viscosa.
- ¿Cuál es ese propósito?
- No estorbar - tras esas palabras la marioneta bloqueo la entrada convirtiéndose en un sello que al parecer los contendría suficiente tiempo.
- Esto está mal - susurró Jaemin sintiendo ahora completamente ajeno a su mejor amigo de todo aquello que antes podía ser.
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El suelo agrietado se dividía en filosos y gruesos bloques que eran lanzados al humano y demonio, rayos los seguían con el fin de parar sus corazones, grandes y poderosas llamas yacían rodeándolos evitando moverse con libertad.
Taeyong estaba fuera de control y ni el rey del Jade podía llegar a tener control alguno en la más mínima parte de su conciencia. Los ataques eran voraces, Donghyuck apenas podía contrarrestarlos ante una velocidad nunca antes presenciada.
Minhyung sabía que si no hacía nada las cosas terminarían peor de lo que se estaba revelando, el gusano estaba en camino, pero asquerosamente su paso era demasiado lento como para poder sentir un poco de alivio en su ser.
Los ángeles que antes luchaban al lado de Taeyong se alejaron por completo incluso cubriéndose y otros cayendo agotados - Como si su energía fuese drenada - susurró siendo herido por el rey del jade que al parecer con el pasar del tiempo se volvía más veloz y sus ataques más acertados.
Tronó su cuello sintiéndose de alguna forma acorralado ya que, aunque Donghyuck le dijese "sin límites" no podía abusar de su don, además de ello no estaba seguro si llegar a usar el "obsequió" de la reina...
- ¡¡Aléjate Minhyung!! - al escuchar eso su cuerpo fue tomado por el moreno, el nombrado abrió sus ojos al ver que segundos después una esfera negra fue impactada en el suelo absorbiendo una gran parte de su alrededor.
- ¿Crees que...
- Esta fuera de control, sabía que Yangyang era muy importante para él, pero no demasiado - reveló el demonio.
- El gusano viene en camino, podemos forzar el sello.
- Por ello necesito que comiences a usar ese obsequio que te dio la reina, necesitamos a Jaehyun muerto - Minhyung asintió cerrando sus ojos un instante.