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Minhyung desde muy pequeño fue entrenado por personas provenientes del clan Lee, su papá Ten jamás dejo que la familia Suh se hiciese cargo de su entrenamiento porque consideraba que era una familia débil que apenas podían sostener un arma sin matarse por accidente. A sus siete años se le enseño a utilizar la espada, a sus ocho el arco y la lanza, todo esto bajo largas y crueles sesiones bajo el sol y la lluvia.

Su título de príncipe heredero servía para nada en ese lugar, los maestros asesinos lo miraban como un ser humano más que fácilmente podía ser asesinado por un mal movimiento o ataque. Durante años entreno con los mejores asesinos del clan, se ahogó en clases de etiqueta con los mejores maestros de la familia Suh y fue educado en hechicería, aunque su padre, el rey se lo prohibió a su papá Ten.

Él conocía muchísimas cosas en diversas áreas, sin embargo, después de todo lo vivido podía afirmar que conocía demasiado poco sobre el mundo en que vivía su papá.

— Realmente este mundo es maravilloso — susurró acercándose a los árboles de extremidades extrañas, curvas y alargadas, eran seres que al parecer la naturaleza había rechazado y que por razones muy especiales de la vida misma tenían un lugar en este plano.

No negaría que se sentía increíblemente atraído a un mundo macabro y demasiado retorcido, donde no todo era como lo que sus ojos miraban y no todos eran como su guardián y hermanos. Los años en el abismo le enseñaron que ahí abajo, en las profundidades y los lugares aún más oscuros habitaban seres monstruosos y muy peligrosos...

Los reinos vecinos estaban abandonados, los gobernantes y tropas reales parecían que habían dejado de existir en esos lugares, cada demonio había tomado un reino vecino siendo interesantemente aceptados y alabados de inmediato.

Según le relataba Donghyuck, sus hermanos poseían una habilidad bastante interesante.

— Pronto comenzará el ritual ¿quieres estar presente? — jalo aquella fruta de color azul platinado, en sus manos esa fruta era realmente preciosa y demasiado deseable — Puedes comerla, no hay ningún problema — le sonrió al demonio antes de darle la primera mordida.

Era de textura interesante no era jugosa, pero su sabor era increíblemente dulce, deseabas darle otra mordida aun mas grande y comerla hasta no dejar nada.

— Es muy rica ¿no? Se le llama fruta del pecado y no por la historia que creo el humano sino porque entre más actos inmorales y crueles más dulce se vuelve.

Donghyuck sonrió divertido al ver la expresión de Minhyung, el cómo su amo dejaba de masticar por breves segundo volteando a ver la fruta ya casi a la mitad. El humano dejo salir una risilla antes de continuar comiendo.

— Es una total delicia — comentó pidiéndole permiso al árbol que increíblemente de sus ramas más altas le extendió otra manzana al humano.

Donghyuck miró detenidamente a Minhyung, sabía que el chico además de estar conectado con él y poseer una sangre igual de negra que la tinta, era especial, tenía un algo increíblemente atrayente para los seres del lado oscuro y más cuando ahora sus ojos ya no poseían su color original, sino que ahora eran esmeraldas tal cual como los del cuadro.

Se podría decir que de alguna forma se estaba cumpliendo la profecía, sin embargo, no existía la hija de Ten y tampoco el clan.

— ¿Harás algo con tu padre? — preguntó.

El nuevo Rey adopto una postura pensativa, si bien su padre era un soplón desde hace ya varias semanas era divertido ver como el hombre trataba de detenerlos, el cómo creía que sus intentos podían llegar a tener fruto y con ello sentir que estaba haciendo las cosas bien.

GENESIS - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora