GENESIS - Markhyuck

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Por alguna razón no le gustaba que Sungchan mirase tanto el alrededor, sentía una sensación extraña en su cuerpo que no lo dejaba en paz cuestionándose verdaderamente el comportamiento el supuesto deseo de querer verlo y hablar un momento con él ante el tiempo transcurrido.

— Es un lugar bastante pequeño, pero muy lindo — habló finalmente regalándole una sonrisa — Estoy feliz de que finalmente hayas podido ser invocado nuevamente en el mundo humano.

— Yo también lo estoy, me gusta mucho estar aquí — respondió sintiéndose un poco desubicado de todo.

— Deberías ir a mi reino, te gustara muchísimo sobre todo porque dijiste que te gusta mucho una buena vista — sonrió al ver cierto brillo interesante en esos ojos, al tacto de su mano sus dudas y sensaciones desaparecían dejando que todos sus sentidos se concentrasen en el ángel.

— Tal vez la oportunidad se presente.

— Espero que sí, este reino...es complicado de encontrar sobre todo por los inmensos y monstruosos bosques que lo rodean.

— La naturaleza es increíblemente hermosa.

— Claro...

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Miraba fascinado el ritual del clan Lee, pequeñas ondas podían percibirse en el ambiente, incluso permitiéndole ser tocadas. El fuego que en un inicio poseía un color rojizo y naranja ahora eran una especie entre verde y dorado.

Jeno y Lucas participaban en el ritual, no sabía para que y no podía siquiera llegar a pensar en algo ante el poco conocimiento que tenia de ello. Lo que si notaba es que el rey Suh nunca participaba, siquiera se asomaba. Volteo a ver la ventana donde recibía la habitación principal.

— Esta descansando — susurró volviendo a poner su atención.

Un destello ocurrió fascinándolo, pequeñas esporas doradas y verdes caían como una leve nevada encantando su completo ser, sus manos formaron un hueco dejando que esas pequeñas esporas se acumularan.

— ¡Donghyuck! — al escuchar su nombre en grito se asustó dejando caer la cantidad considerable de esporas, de estas un nuevo destello apareció — ¡Donghyuck cuidado! — sus ojos se abrieron a mas no poder, su cuerpo se estremeció impidiendo que se moviese.

Lo último que pudo captar fue la gran mandíbula de serpiente acercarse peligrosamente a su ser.

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Su cuerpo se sentía extremadamente extraño, miraba sus brazos constantemente fijando su vista en esas dos serpientes que se entrelazaban. Era una sensación jamás antes sentida en toda su larga existencia, como si algo si alimentase de su sangre y vitalidad. Eran bonitas, no lo negaba, poseían un color blanco y sus ojos eran dorados.

— Fascinante — escucho a Lucas mirándolo desde una distancia prudencial recargado en la pared con los brazos cruzados.

Esos ojos rojos miraban sus brazos como si de la nada las serpientes que cada tanto se movían se multiplicarían.

— Esto esta mal — Jeno apareció — No debiste recibir eso — agregó tratando de acercarse, pero siendo interrumpido por el ataque de los reptiles.