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El mundo era cruel, Johnny lo sabía, la guerra, la hambruna, la codicia, la venganza y la envidia era lo que siempre se mantenía presente en las personas. Muy pocas nacen y crecen desarrollando un corazón blando y lleno de bondad.

Cuando se nace en cuna de poder rara vez se conoce el dolor y la tristeza pues desde que se tiene memoria son entrenados para reinar como un rey o una reina dignos de la palabra. La justicia se logra eliminando el problema y el poder y respeto con la conquista.

Pero existían seres respetados y temidos que asesinaban por diversión, seres que disfrutaban el torturar donde el llanto, los gritos y las suplicas solo incrementaban el insaciable deseo de hacer aun mas daño. Días oscuros se vivieron donde la unión era el pase directo a la exoneración de tal sufrimiento y dolor.

Mientras caminaba por las calles del pueblo podía sentir como las miradas de los pueblerinos quemaban su cuerpo, lo repudiaban, de eso no había duda pues fue él quien asesino el heredero directo a la corona y puso a su segundo hijo como futuro rey cuando su sangre no era real.

El pueblo, los campos, la misma naturaleza poseía una vida que siquiera recordaba en sus tiempos de rey, los mercados llenos de alimento, las casas nuevamente construidas mas elegantes y amplias, los campos en proceso de cosecha, el bosque frondoso y aun mas aterrador e imponente que antes. Debía admitir que las cosas parecían marchar de una manera magnifica, pero él podía ver, sentir e incluso oler lo putrefacto de la hechicería.

Sabía que Donghyuck no solo se alimentaba de su hijo, sino también del agradecimiento del pueblo y la naturaleza, estando en la lejanía podía ver como hilos de energía oscura viajaban hasta las puertas del palacio.

Era una cantidad bastante pequeña a comparación de muchísimos años atrás, sabía que el demonio buscaría lo necesario para incrementar su poder y despertar a sus otros dos hermanos que yacían en las profundidades del abismo.

"¿Cómo se liberó?" Era una pregunta bastante recurrente desde que Mark apareció, según tenía el conocimiento los sellos eran inquebrantables y solo aquellos de alto rango tenían el poder suficiente para liberarlo o en este caso ser un demonio como Donghyuck...


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— ¿Dónde está mi padre Donghyuck? — pregunto Mark siendo como los colmillos del demonio salían de su piel.

— No muy lejos del pueblo, en un claro — respondió bajándose de su amo.

Mark observo al de estatura baja, las serpientes yacían en su espalda moviéndose con pereza, aun existían dos sellos que no desaparecerían hasta dentro de dos años pues eran cantidades demasiado puras para el cuerpo y alma demoniaca.

— Si conquistamos el reino vecino mi don se expandirá.

— Una guerra — hablo Mark levantándose, cubriendo su cuerpo desnudo con una bata de seda azul marino — Tu cuerpo aun no está preparado para tal cosa — Donghyuck frunció el ceño molesto ante las palabras de su amo.

GENESIS - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora