- ¡Hermana! - gritó Sota al ver como aquel demonio arrastraba a Kagome al interior del pozo.
- ¡Tú sacerdotisa Kikyo! - gruñó aquel engendro, tomando su rostro con ambas manos - ¡Entrégame la perla de Shikon!.
- ¡¿Qué?! - gritó, tratando de liberarse - Yo... ¡me llamo Kagome! - le dio una bofetada, provocando que retrocediera, al mismo tiempo en que una luz salía de la palma de su mano.
Yo... ¿Yo hice eso?
Una cálida y tranquila mañana se desarrollaba en aquel mundo. La sacerdotisa se encontraba en su casa, cocinando el desayuno para ella y su hermana, cuando se percató de lo que estaba sucediendo.
- Esa presencia - levantó la vista, al mismo tiempo en que fruncía el ceño - Viene del pozo.
Tomó su arco y sus flechas, saliendo en dirección de aquel lugar.
- ¡Humg! - logró colgarse de los bordes, al mismo tiempo en que recuperaba el aire - ¿Dónde estoy? - haciendo un último esfuerzo, logró sentarse en el pozo, mientras observaba la naturaleza a su alrededor - Esta no es mi casa - murmuró.
- ¿Quién eres?
Kagome giró, encontrándose con aquella mujer de vestimenta antigua, la cual la estaba apuntando con una flecha.
Esta mujer... es humana... no detecto ninguna aura maligna a su alrededor... al contrario.
- Responde - dijo con firmeza - ¿Acaso tú también quieres apoderarte de la perla?
¿Perla? ¿De que está hablando? Esa cosa... también mencionó algo sobre una perla.
- Yo...
En ese momento, aquel demonio emergió del pozo ante el agudo grito de la joven.
- ¡¿Qué?! - se sorprendió - ¡¿Por qué no me percaté de su presencia?!
Lanzó su flecha, lastimando una parte del cuerpo de la mujer ciempiés, al mismo tiempo en que Kagome comenzaba a correr en dirección al bosque.
- ¡Maldita! - gritó girando su cabeza ante el movimiento de ella - ¡No escaparás! - comenzó a seguirla.
Quiere a esa chica.
Corría sin tener una dirección clara mientras volteaba ante los gruñidos de la mujer demonio.
- ¡El árbol! - gritó al reconocerlo - ¡No estoy lejos de casa!
En ese momento, el demonio se abalanzó sobre ella, envolviéndola contra aquel árbol, acercando su cabeza a la de ella mientras gritaba desesperadamente.
- ¡Al fin te comeré!
La morena cerró sus ojos, esperando la muerte.
- ¡Garras de acero!
Pudo sentir como el cuerpo de la mujer ciempiés perdía sus fuerzas, y caía sentada sobre las ramas que sobresalían. Abrió los ojos y notó la figura de un hombre parado delante de ella.
- Maldito híbrido - gruñó el demonio - ¡Apártate de mi camino!
- Ja ¡ya me tienes harto! - saltó, empuñando sus garras - ¡Garras de fuego!
Hirió su rostro, para posteriormente cortar a la mitad su cuerpo ante la atenta mirada de la joven. Una vez que el cuerpo del yokai dejó de moverse, el hanyo corrió en su dirección.
- ¡Kikyo! - gritó, acercándose - ¿Estas bien? ¿Te lastimaste? - se arrodilló delante de ella - ¿De dónde sacaste esa ropa?
- ¿De que hablas? - fueron las únicas palabras que pudo decir.
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Destino
Fanfiction¿Qué pasaría si Kagome viaja a la época antigua en el momento en que Kikyo sigue con vida? *Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. *La portada que ilustra esta historia fue creada por la artista Hullo Yokai...