Capítulo 17

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Abrió lentamente sus ojos y notó que aún no había amanecido. Una expresión de sorpresa invadió su rostro al percatarse de que una mano la estaba tomando fuertemente por la cintura. Miró por sobre su hombro, tratando de no moverse mucho para no despertar al híbrido, el cual seguía dormido. Una sonrisa se formó en sus labios, al mismo tiempo en que sus mejillas se sonrojaban al sentir el cuerpo del joven pegado al de ella. No sabía en que momento habían terminado en aquella posición, pero se sentía bien.

Inuyasha.

Colocó su mano sobre la mano que la abrazaba y cerró sus ojos, volviendo a dormirse.

Un par de horas después, la luz comenzó a traspasar la ventana, provocando que el hanyo se despertara. Inmediatamente se sonrojó al elevar un poco la sábana y encontrarse con sus manos entrelazadas en la cadera de la mujer, además de notar que su cuerpo completo estaba pegado a su espalda, lo cual no fue muy favorable para sus pensamientos.

Ella volteó y le regaló una hermosa mirada, seguida por una reconfortante sonrisa.

- Buenos días Inuyasha - pronunció con su tierna voz.

- Buenos días, Kagome - le devolvió la sonrisa.

Sin mediar más palabras, sus labios se unieron en una apasionado beso, el cual culminó con la joven sentada sobre él.

Aquella vista lo embelesó aún más. Verla así, con sus piernas a medio abrir, con toda su feminidad sobre su ya crecida entrepierna, aquellos pezones asomándose detrás de su blusa, casi llamándolo para conocer sus labios.

Pasó sus manos por sus piernas, las cuales ya se había acostumbrado a sentir y pudo notar como la piel de estas se erizaba. El aroma de Kagome se había transformado y ya sabía el porque. La mujer comenzó a acariciar su pecho por sobre su haori mientras se mordía el labio en clara señal de deseo.

- Inuyasha... - murmuró - ¿Quieres...?

- Por supuesto que quiero - susurró con sus ojos cerrados.

- ¿Qué quieres?

Su mirada se abrió como una ventana, ni siquiera se había percatado de que la mujer se había despertado, sobre todo porque se encontraban en la misma posición, con sus manos aún entrelazadas.

- Kagome - pronunció - Yo... pensé que estabas durmiendo.

Notó que las mejillas de la chica poseían un tono rosado.

¿Está avergonzada quizás?

- ¿En que estabas pensando? - indagó.

- ¿Por... por qué preguntas? - pudo sentir el calor encendiendo sus propias mejillas.

La mujer se volteó y, para sorpresa del híbrido, llevó su mano a su entrepierna.

- Porque... has estado así... hace unos minutos - apretó ligeramente el bulto.

- Bu... bueno... estaba... soñando.

- Puedes decirme...

Abrió ligeramente sus ojos, notando que el olor dulce de la joven se intensificaba, mientras sus pupilas se dilataban.

Está excitada.

Pensó, entrecerrando sus orbes dorados ante las caricias que ella estaba efectuando sobre su masculinidad.

- Maldición.

Gruñó y, antes de que se diera cuenta, se posicionó entre sus piernas, observando directamente sus ojos castaños, los cuales estaban casi negros. La imagen de Kagome sentada sobre él pasó por su mente, lo que provocó que la besara intensamente.

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