Capítulo 34

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El sonido de los grillos retumbaba en sus tímpanos al mismo tiempo en que fruncía el entrecejo, abriendo sus ojos.

- Kagome - murmuró, encontrándose con la joven dormida, apoyada sobre su árbol.

Inmediatamente sus ojos se dirigieron a su brazo, recordando el momento en el que la había atacado. Se sentó, observándola fijamente, sin embargo su mirada volvió a desviarse al notar el color del cabello que cayó a sus lados.

- No puede ser - murmuró, observando sus manos, las cuales estaban sin garras - ¡Maldición! - gruñó por lo bajo.

- Tranquilo, Inuyasha.

Miró a su costado opuesto, encontrándose con la mirada azulada del joven.

- ¿Y tú quién eres? - se puso a la defensiva.

- No te preocupes por mi, mi nombre es Miroku y soy un monje.

Volvió a mirar a la jovencita y regresó a él, comprendiendo que habían llegado juntos.

- Tú estabas con Kagome... ¿Qué hacías con ella?

- La señorita Kagome me encontró a mi, de hecho - sonrió - Es una larga historia, sin embargo primero deseo hacerte unas preguntas.

No respondió, sólo se limitó a entrecerrar sus ojos, por lo que él continuó.

- Estuviste sellado durante un largo tiempo... ¿lograbas escuchar todo lo que sucedía a tu alrededor?

Miró el suelo al mismo tiempo en que sus ojos temblaban.

- Sólo recuerdo una cosa - pronunció - Una noche... de la nada simplemente logré oír el sonido del exterior, sin embargo no lograba ver... era casi como si estuviera en una especie de sueño del que no podía despertar... entonces, oí sus pasos.

¿Qué sucede, Inuyasha? ¿Ya te diste cuenta de que lo sé todo? Te despertaría sólo para preguntarte, ¿por qué? Y después... te mataría.

- Cuando la escuché... una ira incontrolable me invadió... deseaba... ser libre y asesinarla con mis propias manos.

- ¿Crees que eso fue lo que tuvo que ver con el hecho de que tu sangre demoníaca despertara?

- ¿Sangre demoníaca?

- Los híbridos como tú poseen los dos tipos de sangre, ambas pueden coexistir sin mucho problema, sin embargo hay momentos en dónde una prevalece sobre la otra y, a juzgar por tu apariencia, esta noche eres humano.

- Feh... - suspiró - Todas las noches de luna nueva me transformo en humano, pero nadie lo sabe, excepto ella - miró a la morena.

- Inuyasha... ¿pudiste escuchar lo que sucedió antes de que te liberaran?

- No lo recuerdo - suspiró, frunciendo el entrecejo - ¿Qué sucedió con Kikyo? - preguntó de repente.

- Bueno... la señorita Kikyo está en la aldea, seguramente curando sus heridas.

- ¿No trató de matarme mientras estaba inconsciente?

- No, de hecho...

Inicio del flashback.

- ¡Señorita Kikyo! - se arrodilló a su lado - ¿Se encuentra bien?

- Si, no se preocupe por mi - se elevó, sentándose.

- Está perdiendo mucha sangre...

- No importa... - miró en dirección al híbrido - ¿Se calmó?

- Eso parece - miró por sobre su hombro unos segundos - Dígame... él trató de matarla, ¿verdad?

- No lo sé - con dificultad, se puso de pie - Si Inuyasha hubiera querido despedazarme lo hubiera hecho, sin embargo sólo me amenazó.

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