Bleach: Revisited -COMPLETO-

Capítulo 41: Ch 41 Tu Corazón Golpea Vain, Todo lo Mismo

Seis Años Antes

"¡Yasutora, basta!"

Parando en el aire, un gran puño flotaba sobre un trapeador de rizos oscuros y desordenados. Un joven Chad se apartó de su asustada y maltratada víctima, viendo a su abuelo parado a pocos metros de distancia. Oscar Joaquín De la Rosa era un hombre gentil en la naturaleza. Rara vez elevaba la voz a nadie. Sin embargo, aquí estaba, con los grandes brazos cruzados en el pecho, mirando a su nieto con decepción en los ojos.

"Ven conmigo, Yasutora", dijo Oscar, su tono suave pero firme. "Nos vamos a casa."

Chad apretó los dientes, volviendo la cabeza hacia su víctima, un niño mucho más pequeño y posiblemente un año más joven que él. El niño parecía temblar de miedo, sus ojos se lanzaban de Chad a Oscar. Su ojo izquierdo había comenzado a hincharse, un púrpura profundo que se asentaba en su cara marrón. Con un gesto rápido, Chad soltó la camisa del niño, dejándolo caer al suelo, observando cómo se alejaba rápidamente en uno de los callejones polvorientos. En silencio, se volvió hacia su abuelo, acercándose lentamente a él antes de detenerse a menos de un pie de distancia, la cabeza se inclinó un poco.

Oscar suspiró, arrodillado con su nieto. Desde que los padres de Chad habían muerto dos años antes, Oscar había notado que Chad se había vuelto violento, negándose a hablarle una sola palabra. Muchos de los amigos y familiares de Oscar se habían preguntado al principio si Chad simplemente no podía hablar español. Pero esas teorías se desvanecieron rápidamente en el momento en que escuchó una pelea estallar a una o dos cuadras de distancia, escuchando a Chad lanzar una serie de obscenidades a sus oponentes.

"Te das cuenta de que no puedes seguir así, mi hijo?" Oscar dijo, buscando los ojos de Chad en el lío de los rizos. "He recibido muchas quejas de los padres de la ciudad, diciéndome cuán magullados y rotos están sus preciosos hijos. Y para qué?" Se detuvo, esperando que Chad dijera algo, cualquier cosa.

Chad no dijo nada a su manera habitual, la brisa empujando su cabello.

"Independientemente de la razón", continuó Oscar, ajustando su gorra, "la violencia por el bien de la violencia nunca es aceptable mi hijo. Debes detener esto." Puso una mano grande en el hombro del niño, un toque suave que pronunció un millón de palabras que los oídos sordos nunca escucharían. "Por favor, Yasutora", empujó, la cabeza inclinada hacia un lado, "Debo saber que entiendes."

"Por qué?"

El sonido inesperado de la voz de su nieto casi sorprendió a Oscar, tomándose un momento para procesar la simple pregunta. "Por qué qué, Yasutora?" él respondió, confundido.

Levantando la cabeza ahora, los ojos marrones de Chad brillaban detrás de la cortina del cabello. Ya sea que estuviera cerca o no de las lágrimas, Oscar no podía decirlo. El tono del niño era uniforme y tranquilo, pero podía sentir el borde agudo de las palabras de Chad. Una ira aguda y delgada que ataba el espíritu del niño. "Por qué debería ser gentil con aquellos que me hacen daño?" Chad preguntó. "Por qué no debería castigar a los que me lastimaron Abuelo?"

El silencio pasó por un momento, los ojos de Oscar cambiando. Esta fue la primera vez en dos años que escuchó a su nieto decir más de una palabra a la vez. Era mucho para digerir para el viejo. No estaba seguro de dónde había venido el silencio del niño. Su hija, Valéria, había sido audaz, sus palabras podrían haber sacudido una habitación. Su risa se escuchó durante más de una cuadra, encantadora y melódica como era. Tal vez fue su yerno, Fujio, quien había tenido la voz más suave que Oscar había escuchado. Podía verlos a ambos en Chad, bailando con los ojos marrones oscuros que lo miraban fijamente.