Bleach: Revisited -COMPLETO-

Capítulo 62: Ch 62 Mis Palabras son Ferales

"Soy solo yo", dijo Rangiku, levantando una frente, "o este tipo se ve un poco también feliz de estar luchando?" Ella vio a Grimmjow acostado en Luppi con lo que parecía pura alegría. Ella se habría sorprendido por su transformación, pero lo que le sobresalía era la mirada en sus ojos, la dicha pura que le tallaba en la cara. Le recordó al capitán Zaraki. "Es como si se lo hubiera perdido o algo así."

Keigo se encogió de hombros, mirando con asombro. "Estoy seguro de que lo hizo", dijo. "Supongo que quitarte tus poderes puede hacerte inquieto."

En silencio, Rukia observó la pelea, sin saber si deberían irse o quedarse. Parecía que Grimmjow tenía todo bajo control. Pero una parte de ella dijo que era mejor quedarse quieto. Muchos de sus aliados estaban involucrados en la batalla. Los Hollows de clase baja estaban siendo manejados, y desde la distancia podía ver a los capitanes restantes y oficiales de rango reunidos con Urahara. Sin embargo, había otra parte de ella que tenía la esperanza de que Ichigo llegaría pronto. Los Visored estaban aquí, pero ¿dónde estaba él? Algo...algo se agitaba en el aire, y no era solo la quema de armas o la inmensa cantidad de presión espiritual que cada una de ellas soltaba.

Era como si el universo estuviera conteniendo la respiración, esperando.

"Rukia, ¿me estás escuchando?"

Los ojos violetas llamaron la atención, centrándose en la cara seria de Rangiku. "Lo siento", dijo Rukia, "¿qué estabas diciendo?"

Gestando hacia la lucha Espada, Rangiku preguntó, "Entonces, ¿qué debemos hacer? Realmente necesitamos estar dando vueltas cuando este tipo probablemente destrozará a ese Espada?" Miró a Keigo, entrecerrando los ojos. "Cómo se llama de nuevo, Keigo?"

"Grimmjow."

"Derecha, Grimmjow. Nombre extraño."

"Tienes razón", dijo Rukia, mirando hacia Grimmjow. La sangre volaba, ambos gritaban, los escombros caían al suelo. Era bueno que ninguno de los edificios en los alrededores fuera parte del verdadero Karakura, o estarían viendo algún daño grave a la propiedad. "Pero algo no está bien en esto."

Intercambiando una mirada confusa, Keigo y Rangiku no sabían qué decir. Todo parecía normal, aparte de las batallas en curso a su alrededor. "Qué quieres decir?" Preguntó keigo. "Qué sientes, Rukia?"

Ella sacudió la cabeza. "No lo sé", dijo Rukia. "Ni siquiera estoy seguro de que tenga algo que ver con Luppi o Grimmjow, pero parece que el aire está creciendo.. Como si algo grande se acercara."

"Bueno, Aizen todavía no ha llegado", respondió Rangiku, pensando. "Eso es bastante grande."

No queriendo profundizar, Rukia se encogió de hombros. "Eso es probablemente,", admitió. "Pero creo que debemos quedarnos aquí."

"Si eso es lo que piensas", dijo Keigo, "No estoy en contra. Si Grimmjow necesita volver, al menos estamos aquí."

Rangiku sabía que Rukia no estaba siendo tan comunicativa como quería que fuera, pero decidió no empujarla. "Copia eso", dijo en broma.

Él tenía se perdió esto. Mientras Grimmjow olía la sangre que provenía de las heridas de Luppi, el sudor y el miedo que se lavaban sobre el Espada, la mirada salvaje en sus ojos, recordó esa sensación nuevamente. La avalancha de batalla que solía darle un propósito. Uno por uno, los extremos afilados de los tentáculos de Luppi le dispararon, listos para sujetarlo al suelo. Con relativa facilidad, Grimmjow se encontró capaz de esquivar los ataques. Cuando el siguiente tentáculo se disparó hacia él, sonrió, extendiendo su mano con garras y cortándola, superando la capa de Hierro que protegía la carne de Luppi. Una cascada de rojo cayó hacia el asfalto, brillando como rubíes pulidos.