Capítulo 14

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                     •Querido enemigo•

Mi cuerpo se sentía tenso al momento en que él puso sus ojos fijos en los míos. Alex sabía de quién se trataba, su expresión sería, su ceño hundido y sus hombros tensos sólo demostraban que reconoció aquella voz.

Sus manos apretaron el arma, reconocí su intención al instante. Estaba dispuesto a salir y enfrentar a quien sea que viniera por él. Mi corazón gritaba sin saber que hacer, él muy idiota pensaba salir y de seguro lo matarían sin dudarlo. Joder, ¿que demonios hago?. No podía dejar que lo asesinaran.

Me hizo un ademán con la cabeza para que me marchara, lo mire como si me estuviera diciendo alguna broma, y una sonrisa cínica dejo mis labios. Me dedico una mirada severa y molesta, pero no me importa, no iba a dejarlo solo en esto. Saqué mi dedo del medio y lo levanté con superioridad, no iba a ganar, no esta vez.

-¿Te escondes cómo un vil cobarde?, creí que los Massaro no conocían la palabra miedo.

Ambos nos tensamos hasta los huesos, la voz estaba cada vez más cerca. Mire con suplica a Alex, podríamos irnos de aquí, todos juntos, no tenía que hacerlo. Pero, sus ojos me dieron aquella respuesta que me hizo temblar. Su rostro se iluminó con una sonrisa perversa y me guiñó un ojo, entonces, lo hizo

Enfrentó a quien se que estuviera buscándolo, sentí como mi corazón se apretó en mi pecho, impidiéndome respirar con normalidad. Lo asesinaran, no porque él no supiera defenderse, si no, por el simple hecho de que, él estaba solo. Eran miles que venían por él mientras él estaba solo.

Estaba dispuesto a salvarnos, estaba dispuesto a sacrificar su vida por protegernos y ni siquiera le daría las gracias por ello. Una lagrima rodó por mi mejilla, dura, pesada y cargada de emociones nuevas

Me sentía aterrada pero el miedo más grande era que algo le pasara, que algo malo le sucediera y que yo, ni siquiera, hubiera movido un dedo para ayudarlo.

-No me jodas. Incluso arruinas mis fiestas.- hablo Alex con mucha calma y seriedad. No mostró ningún sentimiento, su semblante siempre estaba neutro, como si esto no le asustara dejándome maravillada.

Baje la mirada hacia Mila quien seguía aferrada a mi, acaricié su cabecita y levanté la mirada a Molly junto a Sophia. Estaba claro que no podía dejar que algo les pasara, pero, no podía abandonarlo, no me lo perdonaría jamás.

-Siempre siendo tan hijo de puta, Massaro.- habla el hombre con furia en la voz

Alex soltó una risilla cínica y empuñó su arma con mucha seguridad. Es algo increíble, parecía tan frío y calculador que a simple vista daba miedo. Era perverso y retorcido, peor tan fascinante que una sonrisa macabea devoró mi rostro

-Ve al grano, Daniel.- ordena tajante.

-¿Y todavía preguntas?, ¡maldito carbón de mierda!- chilla molesto dando un paso hacia Alex. Él no se inmuta para nada, levanta el mentón con seguridad y chasquea la lengua de forma burlesca

-Supéralo. Sabes perfectamente que no fue mi culpa que ella fuera una ilusa y se enloqueciera.- espeta- Simplemente la invite a que abriera las piernas y aceptó. No es mi culpa que fuera un fácil.

No tenía ni idea de lo que hablaban pero estaba claro que al hombre le afectaba las palabras sin anestesia de Alex, pues dio otro paso donde al fin, pude detallarlo. Es bastante atractivo, aunque la luz fuera poca, pude detallarlo, lo imaginaba algo más mayor, pero juraría que tiene la edad de Alex. Cabello negro, ojos del mismo color, facciones duras y tatuajes en las manos.

-¡Cállate!. No te voy a permitir que le digas facil a mi hermana, imbecil. Tan solo era una niña que creyó en tus mentiras. ¡Tu la asesinaste!- afirma con odio- Ahora pagarás por ello.

PERDICIÓN Where stories live. Discover now