Capítulo 46

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                   •Sangre por sangre•

-¡Suéltala!- gruñe Egan con la cara ensangrentada por la paliza que acabó de darle

No sé qué cara poner, que sentir, que hacer y mucho menos, que decir. ¿Que carajos sucede?, ellos, en verdad van a enloquecerme en cualquier momento.

Se supone que la isla explotó, se supone que ellos deberían estar muertos, se supone que todo esto era una trampa para ellos. ¿Como o hacen?, ¿tienen un trato con el inframundo o que carajos?. Voy a morir de tantas cosas que suceden con esta familia de locos.

-Tus asquerosas manos no van a volver a tocarla o en vez de quemarlas, te las cortare.

Tiembla, tiemblo y todos nos cagamos del miedo. Veo cómo se tensa ante la clara amenaza de el demonio de mis pesadillas y no sé si ya estoy muerta, o esto es un sueño, porque joder, esto es demasiado para mi.

Mi corazón grita de emoción al saber que todo están bien, cada uno de los Massaro aparece a mi lado como aquellos demonios que se ocultan en la sociedad en espera de su presa. Cada uno sonriente dejándonos a todos aterrados por la crueldad de sus expresiones, como si aquel intento de acabarlos solo los hubiera fortalecido mucho más.

Mi cuerpo se estremece cuando él pasa sus labios por mi cuello mandando mil sensaciones nuevas por todo mi sistema. ¡No!, ¡no puedo sentir esto!

¿Por que no le he alejado?, debería golpearlo y mandarlo a la mierda, pero, estoy tan aturdida por todo que mi cabeza parece no recibir señales de inteligencia tratando de procesar todo lo que ocurre.

-¡Yo los asesine!, ¡ustedes deberían estar muertos!- chilla mi madre con miedo y su rostro palidece cuando la señora Cassandra da un paso a ella

Puedo sentir el terror de todos, pues aquella reina roja no va sola, su esposo se pone tras de ella como aquel dragón protegiendo a su ama. Irradian poder en todo su esplendor, pero sobre todo, muerte. Porque es cierto, yo los vi morir, creí que los había perdido para siempre. Sin embargo, una familia, un imperio y una dinastía como aquella, es inquebrantable.

-Llegó la hora de que pagues por todo esto maldita perra.- escupe con odio- No sabes cuantas noches me he imaginado arrancarte la lengua y dárselas a mis bebés.

¿Habla de caninos o de sus hijos?. Mierda, incluso yo estoy temblando.

-¡Y-yo, tú me traicionaste!- escupe

Aprovecho su distracción y que todos están pendientes de ellas para poner mis ojos en mis pequeñas. Intento zafarme del agarre del demonio de mis pesadillas pero en cuanto lo hago, este se intensifica. Me pone los nervios de punta y mi corazón no deja de latir como loco por su jodida presencia

-Tengo que sacarlas de aquí- susurró contra su mejilla solo para los dos. Asiente con la cabeza y no puedo virar bajar la mirada hacia sus labios tan exquisitos

Él hace un ademán con la cabeza casi inexistente y me giro con curiosidad al ver el destino de aquella acción. Max asiente con la cabeza ya que es el que está más cerca de mis niñas, quienes siguen aferradas una a la otra. Sus miradas se encuentran con la mía en cuánto notan que el hombre que parece una bestia, se acerca lentamente a ellas

Asiento con seguridad y les dedicó una sonrisa de labios cerrados a ambas aferrándome a la idea de que ellos las protegerán.

-¡Basta!- se entromete Egan tomando la atención de todos.- Esto se definirá ahora.

Y como si solo hubiesen estado esperando aquella orden. Cada uno a mi alrededor, saca un arma apuntándose unos a otros. Mi cuerpo tiembla temiendo lo peor y no puedo evitar girarme hacia mis hermanas quiene caminan en la oscuridad, cada uno tomada de la mano de Max. Respiro hondo y me giro de nuevo con una sonrisa

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