Capítulo 25

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•Despedidas

Entre en la habitación de Alex con cuidado, sabía que no me permitiría compartir la cama y mucho menos la habitación pero deseaba pasar esta noche con el. Mañana empieza la guerra, no sabremos que pueda salir mal, no se si lo volveré a ver o si después de acabar con ese bastardo él querría que yo siga aquí, no tengo certeza de nada y para calmar mis emociones lo haré, esta noche solo seremos él y yo.

Busque con la mirada aquel demonio que perturba mis pensamientos, escuché la ducha dándome la certeza de allí estaba. Camine hasta el sillón del fondo y tome asiento mientras tome una copa de vino que traje conmigo. 

Espere en completo silencio por unos minutos mientras escuchaba mis pensamientos. Ahora mismo mi vida y mi mundo son un completo caos, no tengo certeza de nada, no sé qué pasará en el futuro, y desearía poder confiar en lo que Alex me ofrece, pero, lo cierto es que, hombres como él no se enamoran, por lo menos, no de personas como yo

Y por supuesto que tenía claro la atracción que había, el deseo enfermizo que surgió mucho antes de conocerlo, pero el deseo sólo es un estado mental que surge en el momento en que anhelamos tener algo. Empieza como solo querer termina en deseo y se transforma en obsesión

Un deseo que puede tener el poder para llevar a la otra persona a la perdición en el instante en que acepta, claramente porque no te ofrece nada estable, no te ofrece nada más que sexo placentero y oscuros deseos cumplidos, después de disfrutarlo, y cómo toda obsesión, termina convirtiéndose en lo que antes fue. Nada.

Y si algo he aprendido lo últimos años y meses, es no esperar nada bueno de nadie, mucho menos de un mafioso cruel y demente como él. Por ello y por tantas cosas es que la estabilidad de mi vida no puede depender de aquel demonio. Y suena lo más retrógrada y anticuado pero, es literalmente: disfruta mientras puedas.

Levante la vista perdiendo el hilo de mis pensamientos cuando mi cuerpo reaccionó a su presencia, me sentía realmente una inconsciente por todo esto pero necesitaba cada parte de él en este instante que me vale una mierda si le ofrezco cómo sacrificio

Lo detalle en medio de la oscuridad, se acercó a pasos lentos, mi corazón empezó a latir como un demente y entreabrí mis labios buscando alguna ayuda del aire que ahora mismo se me ha salido del pecho. Conforme más se acerca quedó más hipnotizada, lleva solo una pequeña toalla al rededor de su cintura, gotas de agua caen por su torso definido y musculoso mientras que su cabello húmedo resaltan desordenado

Tiemblo cuando bajo la mirada a su polla, se ve tan malditamente grande que trago grueso imaginándola en mi boca. Si es así dormida no me imagino despierta. Cuándo estuvo lo suficiente cerca, sentí su estupendo y exquisito aroma que me penetraba el alma. Sus dagas me observaron con deseo y lujuria mientras la comisura de su labio se curvó hacia arriba ligeramente

Me sentía atrapada, hipnotizada y perdida ante este hombre estúpidamente hecho por los dioses del inframundo, escupido del infierno para venir a tentar a las mortales siendo una jodida tentación maléfica y perversa. Este hombre era el significado de tentación y perdición, porque no importaba cuantas veces me negara, él volvería a enseñarme lo que era perder.

-Es peligroso- habla con la voz ronca aún frente a mi dejándome a la altura de su miembro- Podrías morir.

Mi cuerpo se tensa bajo aquellas palabras. ¿Hablamos de la casería o de él?, Justo ahora no estoy segura. Levantó la vista había él y siento como algo me golpea cuando mis ojos captan semejante semental. Mi cuerpo se estremece al punto en que siento las palabras atoradas en mi garganta. ¡Madre mía!

-No es un juego, al menos, no para ti.- sigue hablando con aquella voz que me pone a sus pies

Maldito hombre, me traer como una desquiciada, nada más escuchar tu voz se me altera el útero.

PERDICIÓN Where stories live. Discover now