Capítulo 52

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                       •Graduación•

Observó mi reflejo en el espejo y mi pecho se pincha de emoción y orgullo al verme fan feliz. Es mi graduación, después de meses recuperando el tiempo y mi carrera, al fin podré ser parte de aquellos que ayudan a otros.

Me siento realmente orgullosa, no creí poder llegar hasta aquí, sin embargo, con el apoyo de todos mis seres queridos, lo logré. Y ahora, estoy más emocionada que nunca por tener el honor de recibir mi título.

Opte por llevar un vestido blanco largo que deja mis hombros descubiertos y parte de mi pierna derecha. Zapatos de tacón y un lindo peinado con trenzas en mi cabello rubio. No llevo mucho maquillaje y aunque me sienta un con poco extraña, estoy satisfecha por mi apariencia. Realmente me gusta lo que veo, solo, faltaría algo para estar perfecta.

Desearía tanto poder tener ese mismo brillo que hace un tiempo, desearía estar completamente feliz por todo esto, pero aunque me alegro, se que en el fondo de mi alma, sigo extrañando eso que perdí. Mi padre, un hogar, mi bebé, pero sobre todo, a él

Lo echo de menos todos los días, a pasado tanto tiempo y aún mi corazón sigue latiendo por el, como si no hubiese pasado ni un día desde que salí de aquella isla. Es injusto porque sé que él seguramente estará con mil mujeres a su alrededor. Seguramente su vida tomó de nuevo aquel rumbo despreocupado y lujurioso que tuvo que ser pausado, por mi. Tal vez ya se olvidó de mi y yo sigo sufriendo en las noches por su ausencia.

Eres una estupida.

Lo soy.

-Te ves hermosa.- susurra tras de mi, Abel.

Sonrió y me giro encarándolo mientras sus lindos ojos azules cristalinos me detallan con devoción. Me gusta que me mire de aquella forma, aunque, no sea esa mirada, me emociona saber que aún puedo ser atractiva para alguien

Después de despedirme de los Massaro, nos mudamos a Londres de nuevo. Retome mi carrera donde la dejé y seguí con mis terapias con mi doctor favorito. Sin embargo, hace un mes que me dio de alta y ahora, somos buenos amigos.

-Las niñas nos están esperando, deberías irnos.- me di un último vistazo y el asiente tomando camino hacia ese par, que cada día crecen más

-¡Nana!- chilla emocionada y me quedo asombrada de lo hermosa que se ve. Parece una estrella brillante con aquel vestido blanco con lindas flores.

Molly por otro lado, va del mismo tono y diseño que su cómplice, Sophia. Ambas hablan entre ellas con diversión mientras la pequeña Molly molesta a Abel diciéndole que se ve atractivo.

Unos minutos después salimos de la casa directamente al salón de eventos donde se llevará a acabo aquella ceremonia. Muero por empezar a trabajar en algo real, aunque las últimas semanas fui ayudante en un centro de rehabilitación, no es lo mismo que ser tu al jefe encargado de todo. La emoción me hace sonreír y las manos me sudan por los nervios de estar frente a todas esas personas.

Cuando al fin llegamos a nuestro destino, mi corazón de un salto al ver que es el mismo lugar donde se llevó a acabó la fiesta de bienvenida de los Massaro. El mismo lugar donde mi padre murió. Todo nos tensamos a expresión de Abel quien es el único ajeno a nuestra historia, él sabe todo pero los lugares exactos, no.

Bajo del auto y mi mano se entrelaza con la de mis niñas. Una de cada lado mientras Abel nos sigue el paso y Sophia va junto con Molly. Mis piernas tiemblan y los recuerdos vuelve a mi memoria como ola arrasando con toda la felicidad que sentía

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