Día 25: Papá canguro

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Sakari siempre parecía más cómodo con Simo, o eso decía Anubis al "atarlo" contra su pecho.

—Déjame dormir un par de horas, por favor —suplicó Anubis. Amaba a su hijo, pero se veía agotado. Simo también lo estaba, aunque sabía que Anubis llevaba la peor parte: amamantar y cuidar al bebé mientras él se encargaba de las tareas domésticas. Aunque Simo sentía que no hacía lo suficiente, también pensaba que Anubis abusaba un poco de su inseguridad como padre primerizo.

Después de poner el último leño en la chimenea, Simo se sentó, tomando con su mano derecha el biberón que Anubis había llenado con su propia leche materna. Miró al bebé, que hacía pucheros de hambre. Le dio el biberón, y el pequeño comenzó a comer sin problemas, con sus ojitos fijos en su padre.

Unos minutos después de que Sakari terminó de comer, Simo se quedó dormido, mientras el bebé, aunque despierto, se mantenía tranquilo.

—Tu papi se ve hermoso cargándote así —susurró Anubis.

El bebé miró a sumadre y, de repente, vomitó sobre la ropa de Simo. Al parecer, el soldado sehabía olvidado de hacerlo eructar.

SakariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora