Día 17: Llanto

47 4 0
                                    

Después del nacimiento de Sakari, Simo sugirió que durmiera junto a ellos durante los primeros meses, pero el constante llanto del bebé los despertaba a menudo. Sakari lloraba casi desesperadamente, y aunque solo llevaba un pañal, estaba completamente empapado en sudor. Al principio, Simo se preocupó pensando que podría tener fiebre, pero Anubis lo tranquilizó de inmediato.

—Es un semidiós, no se enfermará tan fácilmente.

Pronto se dieron cuenta de que Sakari se sentía más cómodo sin el calor de ambos, al igual que SImo, quien tampoco soportaba el calor.

—Mi pequeño oasis del desierto, mamá quiere dormir. ¿Podrías descansar y no llorar esta noche? —dijo Anubis, agotado. Simo también estaba cansado, así que propuso algo que parecía absurdo.

—¿Y si tiene calor?

—Eso es evidente, está sudando —respondió Anubis con fastidio. Simo suspiró, tratando de calmarse; ambos estaban agotados.

—Me refiero a... ¿y si pasamos unas semanas en un lugar nevado? —Anubis lo miró antes de observar al niño que seguía llorando.

—¿Qué te hace pensarlo?

—Tiene calor. Solo estaríamos allí hasta que termines tu cuarentena. ¿Sí? Luego regresamos.

Si la idea funcionaba, Anubis no dudaría en quedarse el tiempo necesario, al menos hasta que el bebé creciera y no dependiera tanto de él.

—Está bien. Mañana hablaré con los nórdicos.

Esa noche, llevaron a Sakari a su habitación, dejando las cortinas abiertas y sin arroparlo con las mantas de seda. El pequeño durmió mejor que en noches anteriores.

SakariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora