Día 14: Contracciones

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Sus dientes rechinaban con fuerza mientras se sujetaba el estómago. El pobre dios se retorcía de dolor mientras esperaba a que los esclavos llenaran la tina con agua del Nilo.

Tueris vigilaba a los esclavos, apremiándolos, mientras Simo observaba a Anubis.

—Respira —le dijo, sintiéndose impotente ante el sufrimiento de su compañero. No sabía qué hacer, cerró los ojos, suspiró para calmarse, y al abrirlos intentó proyectar serenidad, mostrando que estaba allí para apoyarlo—. Dame la mano —dijo, ofreciéndole el soporte que necesitaba para resistir, para que supiera que estaba con él en todo el proceso.

Vio cómo Anubis acercaba su mano lentamente, y cuando finalmente la tomó, Simo sintió cómo algunos huesos se rompían bajo la presión. Mantuvo su dolor en silencio, mordiendo la parte interna de su mejilla para no quejarse.

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