-Señorita Carrow, usted es lo que mis hijos necesitan.
-¿Y usted me necesita, señor Riddle?
-La respuesta siempre ha sido muy clara.
~Un hombre controlador y que todo siempre lo tiene planeado, estando un paso adelante de todos.~
~Una mujer que quie...
Le hago una coleta a Delphini para quitarle los mechones en su rostro porque se molestó cuando un mechón se posó en su galleta con malvadiscos.
El señor Riddle, Marvolo y Mattheo permanecen en el agua, los tres nadan de un lado a otro en una especie de competencia.
—Gracias.— Delphini me da un beso en la mejilla y se va al agua de un chapuzón, otra vez.
Me quedo en el mismo sitio colocándome unos lentes de sol y un sombrero en la cara.
Mi cabello va a parecer una cotufa después de esto, voy a parecer como el pelo de un león.
Que desgracia.
De repente siento que todo se empieza a mover y me quito los lentes y el sombrero pero lo que veo es que soy lanzada al agua OTRA VEZ así que solo me tapo la nariz.
El agua me vuelve a subir a la superficie y Mattheo y Marvolo están en la orilla con una sonrisa malévola.
—¡Ya!— un chillido sale de mis labios, el agua está muy fría y se siguen empeñando en lanzarme.— Me va a dar hipotermia.
Mattheo y Marvolo se lanzan al agua y se acercan a mi.
—Diviértete, no te trajimos amarrada por nada.— Marvolo me salpica con agua.
—Si lo ven de este modo es un secuestro.— los apunto a ambos con mis dedos.
—Un secuestro divertido y para alegrarle el corazón a tu al adolescente que cuidas desde que tiene nueve años.— Mattheo sonríe como un angelito. Angelito el cabello, ese es un demonio en el cuerpo de un adolescente.
—No es divertido estar empapada con el uniforme. Por lo menos en este "Secuestro divertido" me hubieran empacado por lo menos unos pantalones.
—Somos "secuestradores — el señor Riddle hace unas comillas en el aire — no depravados para estar hurgando en tu ropa.
Delphini nada y me abraza quedándose sujetada de mi torso.
—En el bolso negro guardé ropa extra, póngase una camisa mía y unos shorts.— pues ya que.
—Pero, pa. Ve su tamaño, es enana. Sin ofender.— Marvolo me apunta.
—Cierto, revisa y ve que te queda, tu escoges.— dice el señor Riddle.
Asentí y salí del agua dirigiendo mi caminar hacia el bolso, agarro una camisa negra al igual que unos shorts; voy hacia un lado de las montañas para que no me vean cambiarme.
—¡Pendiente de las serpientes!— me detengo al escuchar el grito de Mattheo.
—¡¿Las que?!— no me voy a mover, total ni quería cambiarme.
—Te voy a acompañar para que no te secuestre una serpiente. Prometo no ver nada a no ser que tú quieras.— voy detrás de él.
Nos detenemos en un lugar lleno de árboles y voy hasta unos enormes arbustos a cambiarme, me pongo ambas prendas y en el short lo amarro con una colita de pato.
Ambos regresamos al río.
—Te ves muy graciosa con la ropa de papi.— Delphini está en los hombros de Marvolo y Mattheo le está colocando unas flores en la cabeza.
Me metí con cuidado al agua sin empujones ni nada por el estilo.
—Tn, una pregunta.— Marvolo me observa con una mueca— ¿Cuántos años tienes?
—¿Tan vieja me veo?— Marvolo niega pero hace una seña para contestar la pregunta.— Tengo veintisiete.
Marvolo, Mattheo y Delphini se quedan impresionados. El agarre de Marvolo en Delphini se suelta, Delphini se cae sobre Mattheo y Mattheo se cae en el agua.
—¿Tenías dieciocho cuando nos empezaste a cuidar?— asentí por la pregunta de Marvolo.
—¡Eras una cría cuando nos empezaste a cuidar!— grita Mattheo mientras tose por el agua que se tragó.
—Sorpresa.— sonreí.
—Te juro que pensé que tenías como treinta y cinco por ahí.— Auch. No pensé que me viera tan vieja — no te ves mal ni arrugada como una pasa solo que me extrañó que mi padre hubiera contratado a alguien tan joven.
—Según la acta de nacimiento falsa que me dió tenía veintiseis.— dice el señor Riddle — luego descubrí que mentía y estuve a punto de mandarla al infierno.
—Todavia no asimilo que nos estaba cuidando una cría cuidando a tres críos.— Mattheo parece que le contaron un nuevo descubrimiento.
........
Luego del Gran "descubrimiento" de mi edad, los cuatro estamos en la orilla con una fogata encendida, ropa seca, bueno yo cargo otra ropa del señor Riddle, preparamos algunas galletas con malvadiscos y chocolates, de bebida tenemos algunos refrescos.
—¿Cómo se hacen los bebés?— las palabras de Delphini hace que todos nos ahoguemos.
—¿Para que quieres saber eso, mocosa?— Marvolo le da un empujoncito que ni la mueve pero hace que tenga su atención.
—Curiosidad.
—No quieres saberlo.— el señor Riddle y yo hablamos al mismo tiempo.
—Si quiero, es que me da curiosidad saber cómo fue que crearon a los raritos de mis hermanos y a la hermosura que soy. Y se que no vienen de las cigüeñas, hubieran dejado a mis hermanos a medio camino por fastidiosos.— Marvolo y Mattheo parecen ofendidos por las palabras de su hermana menor.
—Bueno, mocosa. Para crear a los bebés el padre le mete la po— antes de que Mattheo diga algo le lanzo una galleta en la frente.
—¡Mattheo!— Mattheo alza las manos por el tono de regaño de su padre.
—Princesita, los bebés se crean con magia, magia especial, le lanzan un hechizo a la mujer en el estómago y de ahí crece un bebé.— le digo. El cuento de la abejita y la flor no iba a funcionar por la curiosidad de Delphini ya que empezaría a preguntarle demás.
—Okey.— Delphini sigue comiendo su galleta y deja de hacer preguntas.
—¿Le estás diciendo que el semen es magia?— Marvolo me mira. El señor Riddle le da un pellizco en la pierna.— ¡Ay!
—¡Tiene nueve!— el señor Riddle los ve con una mirada que a cualquiera se le congelaría la sangre del miedo.
—¡Pero ella nos llamó raritos y fastidiosos!— ambos mellizos señalaron a Delphini con dedo acusatorio y ofendido.
Delphini estaba entretenida compartiendo su galleta con Nagini.
—Pero quien te entiende, quieres que seamos sinceros pero cuando decimos la verdad nos regañas. Que complicados son los adultos.— Marvolo me da una mordida a su galleta mientras hace una mueca. . . . . .
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