Anton es un alfa joven.
Wonbin un omega maduro e independiente.
Cuando sus destinos se cruzan, todo es confuso, ¿cómo el universo podría convertir a dos seres completamente diferentes en almas gemelas?
❝El destino no mintió cuando me advirtió que me...
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—¿Estás consciente de lo que hiciste?
—No puedes enojarte conmigo.
Sungchan soltó un suspiro. Había olvidado la poca —gran— debilidad que tenía por su alfa. Más cuando este lo miraba con sus ojos luceros y un puchero en su rostro.
Pero él podía ser fuerte.
—Solo digo que fue una decisión un poco precipitada, debíamos consultarlo con Anton —respondió.
—Ambos están sufriendo.
—Pero la solución no era mandar a Wonbin a ver a Anton en pleno celo —volvió a insistir.
El castaño bufó.
—Ya están grandes, ellos sabrán tomar las decisiones correctas. Además… ambos se necesitan, y no me gusta verlos sufrir. Así que perdón si quise ayudar, Sungchan.
Oh. Había usado su nombre.
—¿Por qué me llamas así?
—¿No estábamos hablando de nuestros amigos? —preguntó Shotaro.
El otro alfa negó y se aproximó hasta el castaño, tomándolo de la cintura para tenerlo cerca.
—No me llames así, Luna —se apegó más, queriendo que Shotaro también lo rodeara con sus brazos.
—Pensé que estabas molesto.
—No lo estoy, jamás lo estaría contigo, así que no me llames así —hizo un abultamiento de labios que para Shotaro fue la cosa más tierna que pudo ver—. Ya abrázame.
El alfa rió y rodeó a su novio.
—Sigo creyendo que fue la decisión correcta.
Sungchan asintió.
—Tienes razón, ellos podrán solucionarlo —sonrió. —Ahora vamos a tu casa, alfa.
—¿A mi casa?
—Sí, aquí están mis papás y yo me estoy muriendo por besar tu marca —le acarició la cadera, que era justo donde había dejado su mordida. —¿Vamos?
Shotaro sonrió y asintió.
—Sí, alfa.
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