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El fuerte golpe que sintió sobre su espalda luego de que Lando lo acorralara tomándolo del cuello apuntándolo con un arma, no sentía ningún tipo de temor tampoco se sintió intimidado pero sabía que no le convenía pelear con el alfa ya que sabía que le daría un tiro en ese mismo momento. Kamui no hizo ningún tipo de esfuerzo para salir de esa situación.

—A Mad se le esta acabando la paciencia, necesita que le des su dinero y dejes de esconderte como una maldita rata asquerosa— Kamui suspira, relaja el rostro y comienza actuar como si estuviese asustado.

—Necesito que me de un poco más de tiempo, mi omega ahora se encuentra preñado y el dinero que recaudó es sobre sus citas— rogó, Lando ríe sarcásticamente sin dejar de apuntarlo.

Lo conocía bastante bien y sabía que clase de bastardo sería con tal de no pagar ningún centavo.

—Deja de querer usar a tu omega para que te cubra la espalda— pego el arma sobre su mejilla—. Escucha bien lo que voy a decirte, hijo de perra, si el día de mañana no tienes su dinero te juro que vamos a ir a buscarte y te llenaré todo el cuerpo de plomo, ¿entendiste?

Sin más, Lando lo dejo pero sin antes darle un grandísimo golpe en el ojo derecho como un recordatorio, claro esta que al alfa no le agrado mucho pero tenía que aguantar dicho acto. Estaba tan enfurecido que no sabía como bajar su enojo, maldijo cada vez que pudo y maldiciendo el nombre de Mad en cada paso que daba al llegar a su vivienda, la ira y el nerviosismo lo estaban consumiendo de poco en poco hasta volverlo cegado. Por un momento perdió la cordura que cuando volvió en si pudo notar al omega tirando en el piso golpeado rogando que se detuviera, en lugar de retractarse por lo que había hecho tomó del cabello gritándole que se callará, mientras Sergio con sus brazos protegía su vientre hinchado de cuatro meses evitando que se llevará un golpe.

Algo que Sergio odiaba con todas sus fuerzas era el hecho de haberse topado y haberse dejado endulzar por aquel alfa, si pudiese retroceder el tiempo haría cualquier cosa para hacer que no se le acercara y así evitar este maldito infierno que estaba viviendo. Estaba cansado, tan cansado que lo único que deseaba es escapar.Claro que lo estuvo pensando meses atrás e incluso ideando un plan para salir de esa casa, todo estaba marchando de maravilla tenía el horario el lugar de donde debía salir, pero como toda en su vida conspiraba en su contra el alfa se dio cuenta de sus intenciones que ese mismo instante casi lo mata.

Cuando le anunciaron que estaba preñado sintió que su mundo por un momento se fue abajo,pero una pequeña luz de esperanza crecía en su interior pensando que esa noticia haría cambiar a su alfa y comenzaría a tratarlo mucho mejor, que por fin podría amarlo y cuidarlo como lo había jurando cuando se casaron y le prometió, sin embargo eso jamás sucedió y siguió o incluso empeoró la situación llamándolo de distintas palabras hirientes y desalmadas que ninguna persona se podría imaginar.

Sergio no quería estar preñado porque eso implicaba estar atado aún más a Kamui pero en cuanto su pancita fue creciendo hasta tener dos meses se fue enamorando de su bebé, por primera vez tuvo el motivo de querer seguir viviendo y de impulsarlo aún más de salir de ahí para que su precioso cachorro no viviera lo que él estaba pasando, no importaba si nacía sin una figura alfa como padre él le daría todo el amor y todo lo que conllevaría en criar bien de su cachorro para no convertirlo en una bestia como lo era Kamui.

Sentado ahora sobre la cama mirando hacia el techo e imaginado que miraba la luna llena con sus lágrimas cayendo desenfrenadas sobre sus mejillas lastimadas, acariciando su vientre con lentitud.

—Madre luna, por favor apiádate de mí, con lágrimas en mis ojos y con el alma rota te pido que me salves de este dolor, salva de mí y de mi cachorro— se abrazo de sí mismo cerrando sus ojos con fuerza y dejándose llevar por la tristeza, su cuerpo delgado tembló—. Te lo suplico, madre mía, no puedo más.

Labour | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora