Bajo Presión

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Perspectiva de Chloe

Los días en Hogwarts parecían volar, y con los E.X.T.A.S.I.S. a la vuelta de la esquina, el ambiente en el castillo se había vuelto asfixiante. Todos los estudiantes de séptimo año, incluida Hermione, estaban sumidos en sus libros. Podías ver la tensión acumulándose en los rostros de cada uno de ellos, y Hermione, siendo la perfeccionista que es, no era la excepción.

Pasaba horas en la biblioteca, revisando y reescribiendo sus notas, intentando memorizar hasta el más mínimo detalle. Pero aunque su dedicación era admirable, sabía que estaba llegando al límite.

Una tarde, después de una clase especialmente agotadora de Transformaciones, me acerqué a ella, que no había levantado la cabeza de su libro en horas.

—Mione, amor, ¿qué tal si tomamos un descanso? —susurré, inclinándome para darle un pequeño beso en la cabeza, esperando distraerla de su lectura.

—Chloe, no puedo ahora... —respondió automáticamente sin siquiera levantar la vista de sus notas. Pero noté cómo su cuerpo se relajaba en cuanto sintió mi toque.

—No puedes seguir estudiando si colapsas —le dije suavemente, rodeando su cintura con mis brazos desde atrás—. Solo un pequeño descanso. Ven conmigo, te prometo que no tomará mucho tiempo.—

—Sabes que eres la mejor estudiante de Hogwarts, ¿verdad? —dije suavemente, dándole un pequeño beso en la mejilla—. Solo quiero que recuerdes que también necesitas cuidarte. No te exijas tanto.—

Hermione soltó un suspiro pesado, pero no apartó la vista de sus notas. Acaricié su cuello con suavidad, intentando aligerar el ambiente. Sentía cómo el peso del mundo descansaba sobre sus hombros, y aunque quisiera quitarle esa carga, sabía que la única forma en que Hermione se sentiría mejor era haciendo las cosas a su manera.

—Mione, por favor... —insistí, esta vez con un poco más de firmeza—. Solo tómate un descanso. Si sigues así, no vas a poder rendir en los exámenes.—

Finalmente, Hermione cerró sus ojos y se dejó caer hacia atrás en su silla, exhalando profundamente. Aproveché el momento y me incliné para besarla suavemente en los labios. Sabía que esto la relajaba, y siempre funcionaba. Sentí cómo su cuerpo se relajaba más bajo mi toque.

Hermione me miró durante unos segundos, y finalmente asintió. Me sentí aliviada, sabiendo que al menos por un rato podría alejarla de ese ciclo interminable de estrés.

—Ven conmigo —dije, sonriendo mientras la ayudaba a levantarse de su silla—. Te prometo que no tomará mucho tiempo.—

Nos dirigimos hacia los jardines, donde el sol aún brillaba, aunque el aire era fresco. Nos sentamos en nuestro lugar habitual, junto al lago, donde el agua brillaba con los últimos rayos de luz del día. Hermione se apoyó en mi hombro, y por un momento, el mundo parecía más tranquilo.

—¿Ves? Esto no está tan mal —dije en voz baja, pasando un brazo alrededor de su cintura.

—No... tienes razón. Debería haber salido antes —murmuró Hermione, relajándose contra mí.

—Me tienes a mí para recordártelo —respondí con una sonrisa juguetona, besándola suavemente en la mejilla.

—A veces me siento como si todo dependiera de mí —confesó después de un rato, su voz era suave, pero cargada de peso—. Y si fallo... —hizo una pausa, cerrando los ojos como si no quisiera decirlo.

—No vas a fallar, Hermione. Ni en esto ni en nada. —Incliné la cabeza para besarla en la frente—. Pero incluso si lo hicieras, no eres solo tus notas. Eres increíble por todo lo que eres, no solo por lo que sabes.—

Ella abrió los ojos, mirándome con esa mezcla de vulnerabilidad y gratitud que solo compartía conmigo. Me sentí afortunada de estar ahí para recordarle eso, de ser su refugio cuando todo se volvía demasiado pesado.

—Gracias, Chloe —susurró, su mano buscando la mía.

Nos quedamos en silencio, disfrutando del momento, y sentí cómo poco a poco su cuerpo se relajaba más en el mío, como si por fin pudiera soltar un poco de esa presión que la tenía atada.

Pero, justo cuando parecía que había encontrado algo de paz, escuchamos unas voces familiares que se acercaban. Ginny y Ella, siempre con esa energía imparable, se detuvieron al vernos.

—¿Interrumpimos algo importante? —preguntó Ginny con una sonrisa, aunque sus ojos brillaban de diversión.

—Si lo hubieran hecho, ya lo sabrías —dije rápidamente, lanzándole un guiño a Hermione antes de darle un beso en la mejilla.

—¿Qué pasa, Chloe? —dijo Ella, con una sonrisa burlona—. Siempre estás pegada a Hermione como si fuera a desaparecer.—

Sonreí de forma traviesa y apreté a Hermione más cerca de mí. —Bueno, tal vez me gusta tener lo mejor del mundo aquí conmigo. ¿Quién no querría eso?—

Ginny rodó los ojos, aunque no pudo evitar sonreír. —Oh, por favor. Sabemos que te encanta presumir a Hermione, pero no tienes que hacernos sentir celos todo el tiempo.—

Me reí, sin rastro de vergüenza. —No es mi culpa que tenga a la mejor novia del mundo —dije, con una sonrisa descarada.

Hermione intentó esconderse en mi regazo, evidentemente sonrojada, pero yo no dejaba de acariciar su cabello, disfrutando de nuestra pequeña burbuja de felicidad.

—En serio, Hermione —dijo Ginny, poniéndose más seria—. ¿Cómo te sientes? Sabemos que los E.X.T.A.S.I.S. son un reto enorme, y no queremos verte mal.—

Hermione apretó mi mano y respondió —Es difícil, pero con Chloe aquí... lo estoy manejando mejor.—

Ella y Ginny intercambiaron una mirada cómplice antes de que Ginny dijera, con una sonrisa maliciosa —Bueno, Chloe, sigue así. Asegúrate de que Hermione no explote antes de los exámenes.—

Sonreí de manera pícara, inclinándome para darle un beso a Hermione, ignorando completamente que nuestras amigas estaban ahí. —No te preocupes, Ginny. Sé exactamente cómo relajar a Hermione.—

El sonrojo de Hermione se intensificó, pero no se apartó de mi lado mientras Ella y Ginny se reían.

—Ustedes dos son imposibles —dijo Hermione, intentando esconder su vergüenza, pero también sonriendo.

Después de que Ginny y Ella se alejaron, me quedé acariciando suavemente el brazo de Hermione mientras apoyaba su cabeza en mi pecho.

—¿Sabes lo mucho que te quiero, Mione? —le susurré, sin dejar de acariciarla.

—Lo sé, linda—respondió ella suavemente, girando para mirarme a los ojos—. Y yo te quiero aún más.—

Entre Libros & Suspiros ~ HERMIONE GRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora