El Regreso de Dorian

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Perspectiva de Chloe

El Gran Comedor estaba lleno de su habitual bullicio matutino. A mi alrededor, los estudiantes llenaban sus platos y hablaban animadamente, pero había algo en el aire que me hacía sentir incómoda. Los titulares del Profeta de esa mañana mencionaban actividad de mortifagos en lugares lejanos, y el ambiente en Hogwarts se había vuelto más tenso desde que empezaron a circular esos rumores.

Sentada junto a Hermione, intentaba concentrarme en mi desayuno cuando sentí su mano cálida sobre la mía. Su toque era reconfortante, un recordatorio de que no estaba sola en esto.

—¿Estás bien? —me preguntó con una mirada que denotaba preocupación sincera.

Le sonreí, intentando disipar cualquier preocupación que pudiera tener. —Sí, estoy bien. Solo estaba pensando en... Dorian.—

El recuerdo de Dorian siempre venía acompañado de una mezcla de emociones. Había desaparecido hace un tiempo, y aunque había rumores de que estaba bien, nadie sabía realmente dónde estaba ni qué había ocurrido.

De repente, un murmullo recorrió el Gran Comedor, llamando la atención de todos hacia la entrada. Levanté la vista y ahí estaba, Dorian había regresado. Parecía un poco más delgado y más cansado, pero estaba de vuelta, y eso era lo que importaba.

Me levanté, dejando mi desayuno a medio terminar, y me dirigí hacia él. A medida que me acercaba, Dorian me sonrió con esa sonrisa cansada que parecía haber adquirido en su ausencia.

—Dorian —lo saludé, intentando transmitir todo mi alivio y alegría en una sola palabra.

—Es bueno estar de vuelta, Chloe —respondió, su voz más suave de lo que recordaba.

Nos dirigimos hacia un rincón más tranquilo del comedor, donde Hermione, Ginny y Ella nos esperaban. Sabía que todos tenían preguntas, pero el tiempo parecía haberse detenido mientras Dorian reunía las palabras para explicarnos qué había ocurrido.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó Ginny, rompiendo el silencio con su habitual franqueza.

Dorian suspiró, y por un momento, pude ver el peso de lo que había vivido reflejado en sus ojos.

—Me atacaron —dijo finalmente—. Los mortífagos intentaron... reclutarme, sabes que soy bueno en las Artes Oscuras.—

Un silencio pesado cayó sobre nosotros. Todos habíamos oído hablar de las Artes Oscuras, y sabíamos que Dorian tenía un talento especial para la magia, pero escuchar que los mortífagos lo habían buscado era preocupante.

—¿Por qué tú? —preguntó Hermione, siempre buscando entender la lógica detrás de las acciones de otros.

—No estoy seguro —respondió Dorian—. Pero hubo un momento... alguien en el grupo me ayudó a escapar. No pude ver su rostro, pero sentí que me conocía. Solo escuché una voz decirme que debía regresar a Hogwarts y advertirles sobre el Cuervo.—

El nombre resonó en mi mente. El Cuervo. Sonaba como algo salido de una historia de terror, pero la seriedad en el rostro de Dorian indicaba que no era una simple historia.

—¿Quién es el Cuervo? —preguntó Ella, su expresión reflejando tanto curiosidad como preocupación.

Dorian negó con la cabeza. —No lo sé, pero los mortífagos lo mencionaban con reverencia. Es alguien importante para ellos, quizás un líder.—

Las palabras de Dorian pesaban en el aire, y supe que teníamos que actuar rápidamente. Este Cuervo podría ser una amenaza real, y no podíamos permitir que Hogwarts cayera bajo su influencia.

Más tarde, mientras caminábamos hacia la biblioteca para investigar, sentí la mano de Hermione rozar la mía suavemente. Era un gesto pequeño pero significativo, y me recordó que en medio de todo el caos, teníamos algo especial.

—No importa lo que pase, nos aseguraremos de que Hogwarts esté a salvo —dije con determinación, mirando a Hermione a los ojos.

Ella asintió, y su mirada era un reflejo de la mía, llena de determinación y a su vez preocupación.

En la biblioteca, nos sumergimos en montones de libros y pergaminos, buscando cualquier referencia al Cuervo. Hermione y yo trabajamos en silencio, nuestras cabezas juntas mientras leíamos sobre antiguos profesores y figuras misteriosas en la historia de la magia.

—Esto es un desastre —murmuré, pasando una página que hablaba de un antiguo profesor llamado Caradoc Dearborn, quien había desaparecido en circunstancias sospechosas.

—Sí, lo es —concordó Hermione—. Pero también es nuestra mejor pista. Si Dearborn es realmente el Cuervo, podríamos descubrir qué planean los mortífagos.—

Me volví hacia ella, sintiendo una conexión más fuerte que nunca. A pesar del peligro que se cernía sobre nosotros, sabía que no estaba sola, y eso me daba fuerzas.

[...]

Más tarde esa noche, nos reunimos con la Profesora McGonagall para discutir nuestras teorías y lo que habíamos descubierto. La conversación fue seria, y aunque el miedo estaba presente, también lo estaba la determinación.

—Si el Cuervo es Dearborn —dijo McGonagall, con una firmeza que solo ella podía tener—, debemos prepararnos para lo peor. Hogwarts no caerá en manos de los mortífagos.—

Cuando salimos del despacho, sentí una mezcla de emociones. Por un lado, estaba la preocupación por lo que podría suceder; por otro, la certeza de que no estaba sola en esto.

Hermione y yo caminamos juntas por los pasillos oscuros de Hogwarts, nuestras manos entrelazadas en un gesto silencioso de apoyo mutuo. Sabía que el camino sería difícil, pero juntas, podríamos enfrentarlo.

Entre Libros & Suspiros ~ HERMIONE GRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora