Entre Libros & Suspiros ~ HERMIONE GRANGER

Reflejos y Confusiones

Perspectiva de Chloe

Hogwarts y perderme en las pequeñas tiendas de Hogsmeade. Al salir de Honydukes, mis brazos cargados de dulces, me dirigí hacia Las Tres Escobas, donde había quedado en encontrarme con Ella. Sin embargo, cuando llegué, una escena inesperada captó mi atención.

Desde los ventanales de Las Tres Escobas, distinguí la figura inconfundible de Hermione sentada al lado de Ron. Algo me hizo detenerme, y antes de que pudiera siquiera pensar en lo que estaba haciendo, escuché claramente la voz de Ron atravesando el cristal.

—Te extraño. No solo como amiga, sino como alguien con quien compartí tanto. Y no puedo dejar de pensar en lo que podría pasar si volviéramos a intentarlo.-

Sentí un vuelco en el estómago al escuchar esas palabras. La voz de Hermione, siempre segura, respondió, pero su tono era algo más suave esta vez:

—Ron, siempre serás importante para mí. Y aunque ahora mi vida ha tomado un rumbo diferente, eso no cambia lo que hemos compartido.

—Entiendo, Hermione. Solo quería que lo supieras. No quiero presionarte, solo quería ser honesto sobre cómo me siento.

Las palabras resonaron en mi mente, y una mezcla de emociones me inundó. No tenía derecho a entrometerme en su conversación, pero algo en mí no podía apartar la vista. Finalmente, sacudí la cabeza, tratando de deshacerme de la sensación incómoda que me dejó ese intercambio. Tenía que encontrarme con Ella, después de todo.

Al entrar en Las Tres Escobas, el ambiente cálido y bullicioso me recibió. Busqué a Ella entre la multitud, pero no la vi por ninguna parte. Justo cuando me iba a sentar en otra mesa, noté que Ron me había visto.

—¡Chloe, cierto? —dijo con una sonrisa amplia. —Perdona, soy malo con los nombres.—

—Sí, Chloe. Un gusto verlos acá —respondí, tratando de mantener la compostura.

Hermione me dedicó una sonrisa suave mientras se acomodaba en su asiento.

—Hola, Hermione —dije, devolviendo la sonrisa.

—¿Ella no está contigo? —preguntó, girándose ligeramente para ver detrás de mí.

En ese momento, vi a Ella entrar, escaneando el lugar en busca de nuestra mesa. Sus ojos se encontraron con los míos, y rápidamente se acercó.

—Ahí está. No sé dónde se había metido —le dije mientras Ella se unía a nosotros.

—¡Hola, chicas! —exclamó Ella, mirando a Ron con emoción. —¿Ron Weasley, cierto?—

—El mismo —contestó Ron con una sonrisa amistosa. —Chicas, ¿gustan sentarse?—

Ella y yo nos miramos, intercambiando una expresión de curiosidad. Aunque no era nuestro plan inicial, nos acomodamos sin problema. Me senté al lado de Ron, frente a Hermione, mientras Ella tomó el asiento a mi lado.

No pasó mucho tiempo antes de que Harry entrara, acompañado de Ginny, que lo sostenía de la mano. No pude evitar sonreír al verlos juntos; formaban una pareja adorable.

—¡Hola a todos! —saludaron Harry y Ginny mientras se unían a nuestra mesa.

Harry se sentó al lado de Hermione, y Ginny ocupó el espacio a su lado, frente a nosotras.

Un momento después, las bebidas de los chicos llegaron a la mesa, servidas por Madame Rosmerta, que siempre parecía tener una sonrisa lista para todos.

—Perdón por la demora, chicos. El lugar está lleno —dijo mientras dejaba las bebidas sobre la mesa.

—No se preocupe, Madame Rosmerta, nos alegra ver lo alegre que está el lugar —dijo Hermione con una sonrisa agradecida.

Madame Rosmerta se volvió hacia Ella y hacia mí.

—¿Y ustedes, niñas, qué van a pedir?—

—Gracias, Madame Rosmerta. Dos cervezas de mantequilla, la mía con jengibre —respondí.

Ginny observó a Madame Rosmerta alejarse y se inclinó hacia adelante, intrigada.

—Vaya, no conocía a otra persona que le gustara la cerveza de mantequilla con jengibre a excepción de Hermione.—

No pude evitar mirar a Hermione, que acababa de bajar su vaso de los labios, lo que provocó una pequeña sonrisa en mí.

—Tienes un poco de... —dije, señalando el lado de su boca al mismo tiempo que Ron.

Esto nos hizo vernos y, de repente, ambos nos sonrojamos intensamente, como si nuestro pequeño intercambio hubiera sido más íntimo de lo esperado. La risa ligera de los demás llenó el aire mientras Hermione rápidamente se limpiaba con la manga de su suéter.

Harry, entre risas, intentó calmar la situación.

—Vamos, Ron, no pongas a Chloe en apuros.—

—Lo siento, no era mi intención —respondió Ron, todavía ruborizado, pero con una sonrisa traviesa.

Mientras las conversaciones continuaban, sentí una extraña mezcla de emociones. La confesión de Ron a Hermione aún resonaba en mi mente. A pesar de eso, había algo reconfortante en la forma en que todos nos llevábamos. Sin embargo, no podía ignorar la tensión en el aire, especialmente cuando Hermione y yo intercambiábamos miradas rápidas y significativas, llenas de un sutil coqueteo que solo nosotras comprendíamos.

Hermione me lanzó una mirada significativa, como preguntándome si estaba bien. Asentí con una pequeña sonrisa, intentando transmitir que todo estaba bien, aunque mi mente seguía procesando lo que había escuchado.

Ron, notando la dirección de mis pensamientos, decidió cambiar de tema.

—Entonces, Chloe, cuéntanos un poco sobre cómo te va en Hogwarts. —dijo Ron, intentando aligerar el ambiente.

Agradecida por la distracción, comencé a hablar sobre mis clases y mi participación en el equipo de Quidditch de Slytherin, lo que llevó a una discusión animada sobre el próximo partido.

—Va a ser un partido intenso —comentó Harry, claramente emocionado por la conversación.

Mientras hablábamos, me di cuenta de lo fácil que era encajar con el grupo. A pesar de las diferencias y de los pasados complejos, había una sensación de calidez que era difícil de ignorar.

Finalmente, nuestras bebidas llegaron, y el resto de la tarde transcurrió con risas y anécdotas compartidas. Sin embargo, mientras nos despedíamos y salíamos de Las Tres Escobas, no podía sacudir la sensación de que había mucho más por explorar, tanto en mis relaciones con Hermione y mis nuevos amigos, como en mi propio corazón.

A medida que el sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, supe que este día sería uno que recordaría, no solo por los momentos divertidos, sino por las revelaciones y las promesas de lo que aún estaba por venir.