I'm the Reason You're Alone Now

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Después de que Michael dejó a la presa romperse y de haber llorado de rodillas en la fresca tierra del cementerio, ya no quedó ninguna resistencia.

Ha estado encerrado en la habitación de huéspedes de la casa de su tía por dos días. No ha salido por nada, su tía está preocupada lo suficiente para llevarle comida para que no muera de hambre y el cuarto se une a un baño. Hace lo que tiene para así poder vivir, se pone en movimiento para tomar la comida que su tía lleva tres veces al día, se ducha cada mañana. Parece vivo, pero no actúa como tal, con noches sin dormir y la comida intacta. Se queda acostado en la cama la mayor parte del día, escuchando música y escribiendo canciones que no saldrán de su teléfono, ignorando cualquier tipo de contacto.

Su tía tocando suavemente la puerta y diciendo que trae el almuerzo marca el tercer día de su periodo de luto. No ha habido ninguna motivación para él para levantarse, nada que lo pueda persuadir de salir del ciclo. Así que no atiende. Ella se irá pronto.

Pero esta vez, no lo hace.

—Michael, déjame entrar.

—Por favor, no.

—Han pasado dos días desde la última vez que te vi. Necesito que abras la puerta. Hay cosas sobre las que tengo que hablarte.

—No quiero hablar.

—Déjame entrar o yo... dejaré de traerte comida —él simplemente no comería. Y ambos lo saben—. Sólo abre la puerta, Michael. Lo digo en serio.

A pesar de la vacilante cualidad que persiste por la confusión de la semana, él sabe que sí lo dice en serio. Ella tiene una llave para abrir la puerta, la cual no ha usado, en mayor parte para darle algo de paz. Pero sabe cómo equilibrar su comprensión y su preocupación.

—Está abierto —dice, y la puerta se balancea hacia dentro para revelar a su tía sosteniendo un plato con un waffle y unas fresas a un lado. Lo pone en la mesita de noche y se va a sentar al filo de la cama.

Él lleva su atención a sus manos, con miedo de levantar la mirada hacia ella, asustado de lo que ella quiera hablar con él.

—Han sido un par de días —empieza ella—. ¿Cómo lo estás llevando?

—Bien —masculla.

—¿Estás seguro? —pregunta, acariciando su rodilla. Él dobla sus rodillas llevándolas a su pecho instintivamente, evitando el contacto. Ella retrae su mano, pero no retira la mirada de su rostro—. Has estado encerrado aquí por un tiempo. ¿Quieres hacer algo para despejar tu mente de las cosas?

—No.

Ella no se rinde.

—Podríamos salir a almorzar o algo, sólo tú y yo, o ir a ver una película.

Almorzar y una película son prácticamente sacrilegios con los recientes eventos. No quiere ni siquiera dejar el cuarto.

—No, gracias.

Ella suspira.

—Vamos, Michael.

—¿Qué? No me voy a ir. Aquí estoy bien.

—¿En serio, Michael? ¿Esperas que crea eso? Difícilmente comes, no has dejado este cuarto. Está bien sentirse mal, pero no me evites. Estoy tratando de estar ahí para ti.

Las manos de Michael se aprietan.

—Deja la lástima. La recibo de todos los demás ahora, no la necesito de ti.

Se siente tan bajo, desquitarse porque sabe que ella no llegará a ese nivel. Pero necesita estar enfadado por algo. Es mejor que no sentir.

—No es lástima —responde, tan severa como siempre ha sido—. Es preocupación. Y no puedo forzarte a hacer nada, porque tienes dieciocho y eres más fuerte que yo tanto de voluntad como de fuerza física. Pero no voy a dejarte solo si pienso que te estás haciendo daño. Y tú realmente me preocupas.

Give Me Love (Muke) [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora