Entrada #5

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Una risilla traviesa estaba saliendo de los labios del menor.

«Ese es el baño, mi estudio, el cuarto de mi hija y...» Tom dejó de correr por el largo pasillo del segundo piso para detenerse frente a una puerta de caoba.

«Tu cuarto» le completó Bill, sonriendo cuando Tom abrió la puerta y lo jaló dentro para comerlo a besos.

El menor se aferró al borde de la camisa del moreno, empujándolo hasta la cama de éste. Ambos cayeron en ella, Bill con las rodillas a cada lado de la cintura de Tom, el mayor tomó los muslos de Bill, apretándolos bruscamente para acomodarse mejor en las sábanas.

«¿Siempre haces esto?» La pregunta salió inconscientemente de los labios del artista.

Bill se alejó del cuerpo de Tom, incorporándose hasta sentarse en las caderas de éste.

«¿Me estás jodiendo?» El de trenzas sintió el rubor de sus mejillas, alzándose para halar del cabello de Bill y besar sus labios.

«Era una broma» susurró, besándolo de nuevo.

Bill sonrió, bajando sus besos al cuello del tipo, besándole con lujuria y usando la lengua para bajar y subir.

Claro que no hacía eso con cualquier chico al que conociera, pero bueno, cuando llegaba a sobrepasarse... Tenía un az bajo la manga.

Las manos tatuadas del menor se escabulleron por la camisa de Tom, rompiendo los botones con brusquedad y succionando con fuerza los pezones del mayor.

Tom echó la cabeza hacia atrás. Bien nunca le habían atraído los hombres, pero joder, ese mocoso tenía experiencia. Giró a Bill en la cama, para poder tenerlo a su merced.

El peli negro le sonrió con gesto burlón, haciendo que Tom bajara a comerle la boca.

Comenzó a succionar del cuello del muchacho, usando sus manos para quitarle esa maldita remera.

«¿Puedes hacer algo por mí?» Bill arqueó una ceja, dándole a entender a Tom que prosiguiera «¿Puedes usar unas bragas?» Musitó.

Y es que vamos, Trumper siempre le había tenido ganas, por algo se pasaba noches enteras masturbándose con la laptop enfrente y el blog de Gothdick789 a sus ojos. Claro que no iba a hacerlo con él sin cumplir su más reciente fantasía sexual.

Bill se incorporó, besando superficialmente los labios del mayor. Estaba por agregar un precio, pero se detuvo a verlo.

Porque sí, el blogger iba a cobrarle la pasada, siempre hacía eso cuando terminaba así con alguien; no decía nada, simplemente se revolcaba con el tipo que le hubiera despertado la erección y después le cobraba, algo de baja moral, seguramente, pero al menos así no se sentía culpable de engañar a Georg.

Pero al ver esos ojos marrones... La pequeña sonrisa dibujada en el rostro del artista...

Algo hizo clic en su pecho, que lo hizo limitarse a sonreír y enredar sus dedos en las trenzas de su acompañante, hundiéndolo en un beso totalmente excitante.

«¿Tienes unas rojas?» Tom sintió una pulsación en su entrepierna de tan solo
imaginarlo.

Se zafó del agarre del menor, dando un par de torpes zancadas hasta el cajón de la ropa interior de su mujer, comenzó a sacar cada prenda y dejarla tirada en el suelo, haciendo soltar una risita al universitario en su cama.

Bien, Bill podía divertirse con ese hombre un rato más, antes de cobrarle después de hacerlo y así marcar su "amistad" y convivencia como terminada para siempre.

Una prenda tapó el rostro a Bill, haciéndolo entrar en razón de nuevo, se quitó el pedazo de tela de la cara, para encontrarse con una bragas de color rosa pastel, totalmente pequeñas.

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