Entrada #6

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En cierta parte, el haber llevado a Leni no había sido la mejor movida, mucho menos si ese "Repetirlo" iba enserio.

Pero cuando ya estaba pensando en llevar de vuelta a casa a la pequeña, un muchacho con una chaqueta de cuero y ojos miel ya estaba entrando en el café y pidiendo uno antes de caminar hacia ellos.

Tom suspiró, pasando sus manos por sus trenzas , tal vez solo estaba exagerando, lo de ayer había sido un error y Bill enserio buscaba una amistad... No, claro que no.

«Hola Tomi» esa voz ronca le sacó de sus pensamientos, y el mencionado volteó arriba, sonriendo levemente.

«¿Qué hay Bill?

«¿Trajiste a tu niña?» Murmuró el pelinegro, sentándose enfrente del moreno, Tom bajó la mirada a los dedos de Bill, notando por primera vez ese bonito anillo plateado.

¿Era casado?

«Eh... Sí, olvidé llevarla a la escuela y pensé que lo mejor sería traerla» Leni observaba todo desde su lugar junto a su papi, mientras sorbía de su chocolate caliente.

El mayor se mordió los labios, pensando en algo para decir.

«¿Ese anillo ya estaba ayer?» Se maldijo mentalmente, seguro ahora Bill pensaría que era un idiota que quería más que sexo y se iría para jamás volver a Berlín.

«¿Qué?» El más pálido bajó la mirada, soltando una risita «Ah, no, no estaba, Georg me pidió matrimonio esta mañana» se encogió de hombros, embozando esa sonrisa que Tom
no podía sacarse últimamente.

«Oh... Felicidades, debe ser genial ser quien acepta» el menor hizo una mueca divertida.

«Pues a veces.

«Aquí está tu pedido» interrumpió una chica, con un capuchino en mano, dejándolo después frente al chico.

«Gracias» la muchacha se quedó ahí unos segundos, intercambiando la mirada de Tom a Bill y luego del tatuado a Leni, sacudió su rubio cabello antes de dar la vuelta y seguir trabajando.

«Eh...Tomi» el de trenzas levantó la mirada, tratando de no sonrojarse, el menor embozó una leve sonrisa antes de sacar su móvil de su bolsillo «Creo que esto te va a gustar.

Le extendió el aparato, cuidando que Leni no lo viera. Tom pegó un pequeño brinco al tomar el móvil, dejó su café en la mesa y comenzó a sentir esa opresión en los pantalones.

«Son de esta mañana, después de que Georg me propusiera matrimonio» Tom apenas si escuchaba la voz del blogger.

Su vista estaba fija y su boca ligeramente abierta, apreciando las fotos de Gothdick789 en bragas. Se relamió los labios inconscientemente, pasando de una foto en dónde Bill salía recostado en el piso a una donde el muchacho estaba sentado en suelo, con las piernas abiertas y las bragas blancas más desacomodadas que la primera foto; como siempre, su rostro no salía, y conforme Tom iba pasando las fotos, las posiciones eran más difíciles y las bragas más removidas, haciendo que se le endureciera la polla debajo de la mesa.

Mierda.

Ahora tenía a su hija a un lado y una erección en medio de un café. Aunque no todo era gris, como la sonrisa burlona de Bill, o el hecho de que había sido posiblemente el segundo, el primero sin contar a Georg, en ver esas fotos.

Imaginó la razón por la cual Bill tenía cada vez más desacomodada las bragas,
llegando a una conclusión que le llenó la lengua de rabia.

«¿Tom, estás bien?» Preguntó el menor cuando el artista le entregó el celular y se levantó con la chaqueta recargada en su abdomen y dirigiéndose al baño.

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