Entrada #24

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El lápiz se movía con ritmo sobre sus dedos, haciendo trazos largos en la parte de la curva de los hombros y trazos continuos y pequeños en el cabello, su modelo tenía los ojos cerrados y la respiración calmada, sus manos se ceñían a la almohada y sus brazos
desnudos y tatuados sobresalían de las mantas, los ojos cerrados le daban una expresión de tranquilidad y manera en que reputaba solo te hacia sentir más calmado. La luz que Tom usaba para poder ver la libreta provenía de la lámpara a su lado, la cual le daba a Bill una serie de sombras y contrastes totalmente hermosos a su delgado y perfecto cuerpo.

Dos golpeteos le sobresaltaron de su tarea, el moreno levantó la mirada, observando la puerta del cuarto de huéspedes abrirse, lentamente, sintió que Bill se removía a su lado, mas no despertaba.

«Hola, creí que seguía despierto» susurró Verina, entrando al cuatro.

Después de haber cenado, Bill y Tom habían ido a dormir, el pelinegro había insistido en que el mayor tenía que descansar, que hacer el amor podían hacerlo en cualquier momento, pero que descansar para tener un pesado día mañana, solo ocurría una vez,
por lo cual se quitó la camisa y el pantalón, echándose a la cama para abrazar a su novio y dormir plácidamente.

Tom por su parte no pudo cerrar los ojos, la idea de que tendría que meter a Bill en sus problemas no ayudaba, el anhelo de ver a Leni tampoco, y tener que enfrentarse a Heidi para ver a su hija no sonaba mejor.

Fingió quedarse dormido, hasta que Bill fue arrullado por los brazos de Morfeo, entonces fue cuando tomó una libreta y un lápiz, comenzando a trazar al que él ahora de verdad reconocía como el amor de su vida.

Veri se sentó a su lado, en el buró de noche, su rostro embozo una leve sonrisa al ver a su hermano menor dormir tan plácidamente al lado de aquel hombre de treinta y tantos años.

«¿Es él?» Susurró la muchacha, viendo la libreta sobre las piernas del hombre.

«No podía dormir» se excusó el mayor, en un susurro.

«Yo tampoco, Carry se quedó dormida hace unos minutos, pensé en hablar con ustedes.

«Bill también se durmió apenas pasaron las doce.

«La escuela lo tiene así, tú sabes cómo es la facultad» la muchacha se levantó de su asiento, haciéndole una seña a Tom para que le siguiera.

El de trenzas sintió un escalofrío de nervios bajar por su espalda, bajó la mirada, observando el dibujo unos segundos. Empuñó el lápiz en sus manos, escribiendo una serie de palabras, antes de poner su firma de artista y levantarse de la cama con cuidado, sin despertar a su novio.

Siguió a la castaña fuera del cuarto, directo al living, el recuerdo de haber estado discutiendo con Heidi se repetía una y otra vez en su cabeza ¿Cómo iba a poder recuperar a Leni?

«Siéntate» susurró Verina, sacando de su trance al moreno.

«¿Hice algo malo?

«No, claro que no» susurró la mujer, sentándose enfrente de su posiblemente cuñado.

«Solo... Quiero estar segura de que no te estás arrepintiendo.

«¿Cómo?

«Sí, me refiero... Puedo imaginar cuánto extrañas a tu hija y... Quedarte con Bill
significa decirle adiós...

«¿Por qué debería de rendirme solo por eso? Bill adora a Leni, él no tendría
problema si nos quedamos con ella.

«Bill es un muchacho, no está listo para mantener una niña» Tom carraspeó
levemente, cruzando las piernas.

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