𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟺 - 𝙰𝚋𝚛𝚞𝚖𝚊𝚍𝚘𝚛

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–Entrégale esto a Madeleine de mi parte –le dijo Ethan a Annie mientras le daba una carta

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–Entrégale esto a Madeleine de mi parte –le dijo Ethan a Annie mientras le daba una carta.

Annie le dió una mirada de disgusto y sin nada que decirle, se dió media vuelta y se fue a la habitación de su hermana.

El resto de sus hermanas ya estaban ahí dentro mirando a Madeleine en silencio sin entender qué era lo que hacía, Annie entró sin dudar y vió a su hermana mayor recolectando las hojas que tenía en su escritorio y algunas otras que habían caído al suelo.

–Esto es para ti –dijo Annie dándole la carta a Madeleine.

La hermana mayor tomó la carta en silencio y la abrió.

Aquella carta mencionaba que Madeleine se casaría con Jhonathan al día siguiente y que después del compromiso, ella se iría a vivir con su prometido a su reino.

Madeleine tomó la carta y la arrugó, luego la arrojó al suelo.

–¿Se puede saber qué haces? –le preguntó Jane a su hermana.

–Le daré toda esta información a Belia –Madeleine reunió todas las hojas que tenía y las juntó poniéndolas en su escritorio.

–Por favor Madeleine, estás perdiendo la cabeza, Belia no haría ni la cuarta parte de lo que tú querías hacer por el reino.

–No es por el reino, es por su pasado. Entre estas hojas está todo lo que sé –Madeleine hizo una pausa y miró a sus hermanas– Alfred conocía a mamá desde hace muchísimo tiempo, él no murió por atentar contra la vida de Uzziel ya que este mismo le dijo que su única labor era obedecer, ¿Saben quién también se la pasó toda su vida obedeciendo? Yo. Además de ello, todos los del reino a excepción de ustedes me han impedido saber más de lo que conozco y la muerte de Alfred tendría sentido ya que Uzziel estaba esperando el momento perfecto para acabar con él antes de que yo supiese algo que él no quisiera. Ahora, hay que agregar el hecho de que disfrazaron la muerte de nuestra madre cuando en realidad fue un asesinato y si Alfred sabía esto, entonces sabía más cosas.

–Maddie, creo que estás divagando, ¿no dormiste hace mucho verdad? –preguntó Annie con preocupación.

–Necesitaba quedarme despierta –suspiró y volvió a ver sus escritos– Chicas, ¿No se han preguntado por qué me llevo bien con ustedes y con Belia no? El día que nuestra madre murió, hubo algo que hizo que nos distanciemos.

–¿Terminaste de hablar? –preguntó Belia quien estaba parada en la puerta.

El silencio que invadía aquella habitación se hacía más grande, Madeleine caminó firmemente hacia su hermana quedando frente a ella.

–¿Qué fué lo que pasó para que nos separen de esta forma? –preguntó la hermana mayor.

Belia sintió una punzada en el pecho, ella estaba ahí para hablar con Madeleine sobre la boda, pero con aquella pregunta, era cómo si reviviera en carne propia el día en el que su madre había partido de su hogar.

El Deber No Siempre MandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora