𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟶 - 𝚂𝚞𝚏𝚛𝚒𝚖𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘

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–No está en ningún lado, ¿a dónde pudo haber ido? –le dijo Marie a sus hermanas

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–No está en ningún lado, ¿a dónde pudo haber ido? –le dijo Marie a sus hermanas.

–¿Buscaron en todo el castillo? –preguntó Annie.

Las hermanas asintieron, hasta que una de ellas abrió los ojos con sorpresa.

–Creo saber dónde puede estar –dijo Jane–. Pero creo que es mejor que vaya sola, quédense aquí.

Jane bajó las escaleras y salió del castillo, caminó hasta atrás de este.

Había un huerto de rosas, el lugar en el que Ethan y Madeleine se volvieron novios.

Ahí estaba su hermana mayor, sentada y mirando a la nada.

–¿Deseas hablar? –preguntó Jane mientras se sentaba a su lado.

–¿Cómo me encontraste? –dijo Madeleine mientras se secaba las lágrimas rápidamente.

–Pues conozco mucho de ti y siempre presto atención a todo lo que me dices –respondió la menor.

–Es lindo poder hablar contigo Jane –le sonrió mientras soltaba un suspiro pesado– No esperaba que nada de esto pasara, estos días han sido difíciles, la muerte de Alfred, lo que él dijo sobre mi mamá y ahora esto.

Jane sintió como la cabeza de Madeleine caía recargada en su cuello, ella sólo acariciaba su cabello, realmente su hermana era tan fuerte como para sobrellevar esto, la admiraba, deseaba poder decírselo.

–Está bien, puedes desahogarte conmigo –dijo la menor.

Una lágrima corrió por el rostro de Madeleine, pero esta no fue borrada, sólo siguió su camino.

–¿Cómo pude permitir que alguien me tratara así? –sollozó la mayor cubriéndose la cara por completo.

–¿Qué quieres decir? –respondió su hermana con angustia.

–Él nunca fue bueno conmigo Jane, intenté agradarle a su familia y nunca vieron más allá de los defectos que se inventaban. ¿Qué podía hacer yo? ¿Acceder a sus caprichos a cambio de qué? –suspiró– Estaría más rota por haberlo hecho porque de todos modos, a él no le hubiese importado engañarme de tal forma.

Su hermana menor vió preocupada a Madeleine, solo la escuchaba en silencio, era lo que la mayor deseaba tanto.

Ella era un mundo de palabras deseando que alguien se sentara a comprender lo que ocurría, tenía una galaxia entera dentro de su cabeza y no cualquiera la podría comprender.

–Ni Siquiera sé si lo que sentí todo este tiempo fue amor, no podía ver un mundo más allá de nosotros, recuerdo que una vez le dije que a pesar de todos los problemas que existan a nuestro alrededor, yo seguiría amándolo, pero con esto, creo que la única enamorada fui yo. Para él no fue más que una oportunidad de alcanzar lo que quería, para mí, todo esto se sintió como si me estuviera ahogando con su ausencia y que él es el único aire que puedo respirar.

El Deber No Siempre MandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora