𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟹 - 𝙼𝚎𝚕𝚊𝚗𝚌𝚘𝚕𝚒𝚊

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Hoy era la coronación, Uzziel había pedido que los eventos que se aproximen sean lo más rápido posible y finalmente el reino Howard tendría dos nuevos gobernantes

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Hoy era la coronación, Uzziel había pedido que los eventos que se aproximen sean lo más rápido posible y finalmente el reino Howard tendría dos nuevos gobernantes.

Pero ese no fue el único deseo de Uzziel antes de morir, en el presente documento que presentó antes de morir, se mencionaba que Annie sería la secretaria de Ethan, esto con el propósito de que ella tenga un papel que cumplir antes que pueda pasar todo su tiempo con Madeleine.

Cuando ella se enteró de esto se vió molesta, no quería servirle a alguien como Ethan así que se dirigió a la habitación de su hermana mayor.

–¿Puedo pasar? –preguntó mientras tocaba la puerta.

Madeleine se levantó rápidamente y jaló a su hermana del brazo para que entre a la habitación, luego de esto cerró la puerta y le puso seguro, haciendo que Annie se muestre asustada, algo que no era fácil de lograr.

Su hermana menor notó como Madeleine tenía el cabello completamente desordenado, unas leves ojeras marcadas bajo sus ojos que se habían tornado rojos y su piel estaba completamente demacrada.

Nunca se había detenido a ver todos esos detalles que ella mostraba, le aterraba ver cómo su hermana estaba cambiando de repente, algo estaba muriendo dentro de ella.

–Annie, perdón por asustarte así –dijo Madeleine en voz baja– Es sólo que estuve despierta toda la noche.

–¿Puedo saber por qué? –preguntó su hermana con un mal presentimiento de por medio.

–Anoche estuve leyendo, luego de unos minutos me sentía cansada y estuve a punto de dormir, pero me dió sed, así que salí hacia la cocina para servirme algo de agua, tan pronto como me di cuenta sentí que alguien me observaba y Jhonathan estaba detrás mío.

Annie se sorprendió al escuchar esto, vió a su hermana de pies a cabeza para corroborar que ella estuviese bien –¿Y qué hiciste?

–Por la impresión, sólo le tiré el agua en el rostro y me fui corriendo.

Madeleine abrazó a su hermana y ésta sentía como su corazón latía rápidamente, si ella estaba viviendo esto ahora, no quería imaginarse cómo sería si ella se fuese con Jhonathan.

–Creo que deberías dejarles en claro quién eres y el poder que tienes –murmuró Annie– Sé que estás consciente de lo que puedes hacer con esa increíble fuerza, aunque sé que no la usas porque no quieres lastimar a nadie.

Su hermana mayor miró a su hermana a los ojos tratando de no mostrarse vulnerable pero al mismo tiempo unas lágrimas intentaban salir.

–Tienes un corazón maravilloso, Madeleine –sonrió y la tomó de las manos– Eres una persona muy bondadosa para este lugar, pero no dejes que se aprovechen de ti, ¿de acuerdo?

Madeleine asintió dejando mostrar esas lágrimas llenas de cansancio, ella era un retrato de agonía y agotamiento.

Esta vez tenía los ojos abiertos sólo por una señal de esperanza o en busca de una salida.

El Deber No Siempre MandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora