𝙲𝙰𝙿𝙸𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟼 - 𝙲𝚘𝚗𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚒𝚣𝚊𝚛

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Madeleine se encontraba en el último piso del castillo, observando a la multitud y la neblina que caía sobre el reino

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Madeleine se encontraba en el último piso del castillo, observando a la multitud y la neblina que caía sobre el reino.

–¿Cómo podría dejar que su vida sea así para siempre? –pensó.

La pelirroja miró al cielo buscando alguna respuesta, o anhelando tener la paz que creí que este día me traería.

–¿Qué harías tú, mamá? –Una lágrima salió recorriendo su rostro mientras susurraba– ¿Aún me querrías a pesar de decepcionarte?

De repente un viento helado movió su cabello, haciendo que abra sus ojos y se detenga en medio de sus pensamientos

–Todo estuvo en mi contra desde que tengo memoria, ¿Por qué las cosas tendrían que cambiar ahora? –Se dijo a sí misma frustrada.

En medio de esa crisis interna a la que ella se sometía, alguien se acercó y la tomó de la mano.

–¿Podemos hablar? –preguntó Ethan.

Madeleine lo miró con indiferencia e incomodidad, Ethan era su pareja pero ese cinismo le recordaba tanto a su papá.

–¿Tú también seguirás al pie de la letra todo lo que él dice? –le preguntó al pelinegro.

–Hermosa, ¿Cuántas veces te he dicho que no subestimes lo que estoy por hacer? –Ethan respondió mientras tomaba de ambas manos a Madeleine.

–¿Ah sí? –dijo la fémina con sarcasmo. –¿Y tienes un plan o algo así?

–Tú, más que nadie, eres consciente de que aquí no recibirás respaldo alguno por tus ideas. Sólo les dije lo que querían escuchar.

Madeleine se veía confundida, ¿Él los había engañado por el beneficio de ambos? Eran muchas preguntas para ella en un corto instante.

–¿Y qué hay de mi opinión? Yo también tenía cosas por decir Ethan y lo sabías –respondió enfurecida– Hoy era un día importante para mí y lo sabías, Siempre dices que somos un equipo, ¿por qué no me lo demuestras?

Ethan tomó a Madeleine fuertemente del brazo haciendo que ella se sobresaltara.

–Tú sabes que te amo, deberías creer en eso antes que cualquier cosa que yo haga, tú decides si quieres que mis acciones y mis sentimientos vayan de la mano –contestó con un tono bastante amenazante– ¿Entendiste?

Madeleine estaba paralizada, nunca había visto a Ethan con ese carácter, temía por su vida en ese instante.

Ella sólo lo miró y asintió, él soltó su brazo y luego le dió un beso en la mejilla.

–Sabía que entenderías, por eso es que te amo. –dijo soltando una corta risa.

Ethan se fué del lugar, Madeleine se quedó viendo su brazo, le dolía y se veía enrojecido.

El Deber No Siempre MandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora