Capítulo VIII

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Martin
Hola
Me aburro

Juanjo estaba en la cocina, viendo como las chicas terminaban de desayunar, cuando su móvil vibró sobre la mesa. Al desbloquearlo, vio el nombre de Martin iluminando la pantalla. Un mensaje suyo a esa hora lo tomó completamente por sorpresa. Le había dicho que irían hablando, pero no esperaba que realmente le escribiera.

Abrió el mensaje con curiosidad, sintiendo una ligera punzada de desconcierto. No pudo evitar sonreír, sorprendido de que Martin estuviera manteniendo el contacto sin necesidad de excusas.

Juanjo
Hola
Deja el móvil y atiende

Martin
Esto es una tortura, solo nos están diciendo que haremos este cuatri

Juanjo
Seguro que os mandan un trabajo para la semana que viene

Martin
Cállate

Juanjo
Eres tú el que me ha hablado

Martin
Vale, ya no te hablo más

Juanjo
Yo no he dicho que no quiera que lo hagas

Martin
¿Quieres?

Juanjo
Puede

Juanjo estaba sentado en la cocina, con el móvil en la mano y una sonrisa cada vez más amplia aparecía en su rostro. Denna y Bea, se miraron cómplices antes de posar los ojos sobre su amigo, quien no paraba de teclear en su teléfono.

— ¿Y esa sonrisita, eh? — dijo Bea con tono burlón, levantando una ceja.

— Sí, Juanjo, esa sonrisa tonta no te la provoca cualquiera — añadió Denna, inclinándose hacia adelante con curiosidad intentado ver algo de la conversación.

Juanjo las miró de reojo, intentando disimular, pero la sonrisa no se iba de su cara. De hecho, era imposible controlarla mientras veía la respuesta de Martin aparecer en la pantalla.

Martin
Entonces lo seguiré haciendo

— ¿Qué? No es nada — respondió, aunque el brillo en sus ojos lo delataba.

— Claro, claro... — replicó Bea, riendo suavemente. — ¿Y quién es "nada"? ¿Martin?

— Deja de hacerte el tonto — agregó Denna. — No nos engañas, Juanjo. ¿Desde cuándo le sonríes así al móvil?

Juanjo soltó una risa nerviosa, bajando el móvil un momento, aunque no dejó de mirar las notificaciones en la pantalla.

— Solo me ha hablado, nada más — intentó justificarse, aunque sabía que no iba a colar.

Bea y Denna compartieron otra mirada y una sonrisa más grande aún. Estaba claro que Martin tenía un efecto en él que no podía ignorar.


🖤🥀


A unos veinte minutos de aquel piso donde Juanjo se encontraba, Martin tenía su primer descanso de la mañana. Estaba sentado en una de las mesas de la cafetería, frente a Violeta y Alex, con su café en la mano. Violeta lo miraba con una sonrisa curiosa, mientras que Alex estaba distraído revisando su móvil.

— ¿Y esa sonrisa? — preguntó Violeta con tono pícaro. — ¿Con quién hablabas hace un rato?

Martin arqueó una ceja, tomando un sorbo de su café, intentando no darle demasiada importancia a la pregunta.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora