La Dama del Destino

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El hotel había caído en un tenso silencio cuando Ivy se dirigió a la recepción para registrarse. La opulencia del lugar era casi intimidante, con mármoles relucientes y candelabros de cristal que reflejaban la luz en mil destellos. A lo lejos, escuchó el murmullo de voces y risas que la hizo mirar en dirección al vestíbulo principal.

Dante, con una expresión de desdén, conversaba con Nales mientras Xiomara, supervisaba la llegada de los gemelos. Ivy no pudo evitar observarlos de cerca. Xiomara parecía ser una mezcla de elegancia y peligro, con su cabello oscuro perfectamente arreglado y una actitud que imponía respeto. Nales, a su vez, parecía más reservado, pero sus movimientos demostraban una agilidad que no pasaba desapercibida.

De repente, un grito ahogado se escuchó desde uno de los pasillos laterales. Ivy se tensó al instante, su instinto le decía que algo no estaba bien. Se dirigió hacia el sonido, y lo que vio la dejó sin aliento: uno de los gemelos, un joven con el cabello rubio despeinado y una expresión de pánico, estaba acorralado por un grupo de hombres enmascarados.

Sin pensarlo dos veces, Ivy se lanzó al ataque. Aunque no era una experta en combate, su habilidad para moverse con rapidez y su ingenio la hicieron destacar. Se apoderó de una lámpara cercana y la utilizó como arma improvisada, golpeando a uno de los atacantes. Mientras los hombres enmascarados retrocedían, Xiomara, Dante y Nales se apresuraron al rescate.

Xiomara mostró una destreza envidiable en el combate. Sus movimientos eran precisos y elegantes, como si cada golpe fuera un ballet mortal. Nales, por su parte, demostró una fuerza brutal y una habilidad técnica impresionante, derribando a sus oponentes con una rapidez y eficacia que sorprendió incluso a Ivy. Listo, ya sabemos ahora de donde saco esa clase de defensa tan espantosa que usaba el joven Dante.

La batalla se desató en el vestíbulo, con el eco de los golpes y los gritos llenando el aire. Ivy se encontró luchando codo a codo con los demás, su adrenalina disparada. La coordinación entre Dante, Xiomara y Nales era impecable, como si hubieran ensayado esta escena mil veces.

En medio del caos, Ivy se encontró cara a cara con uno de los enmascarados. El hombre se lanzó hacia ella con una daga afilada, pero Ivy logró esquivar el ataque con un giro rápido. Dante, al ver al hombre apunto de tocarle a ella apareció de repente, empujando al atacante contra la pared con una fuerza brutal. Sus ojos estaban fijos en Ivy, y por un momento, ella vio un destello de admiración en su mirada.

Cuando la pelea finalmente terminó, los atacantes estaban en el suelo, inconscientes o huyendo. Ivy, jadeante, se volvió hacia Dante. "¿Qué estaba pasando aquí? No puedo creer que tanto quieran secuestrarlos por dinero che."

Dante, con su expresión de siempre, parecía apenas afectado por el enfrentamiento. "No lo sé, pero definitivamente alguien está intentando hacer un movimiento contra los gemelos."

Xiomara se acercó, su rostro aún imperturbable a pesar de la batalla. "¿Todo bien? ¿Estás herida?" Su tono era más preocupado de lo que Ivy había esperado.

Ivy negó con la cabeza, aún tratando de recuperar el aliento. "Estoy bien. Solo fue un susto."

Los gemelos, aún temblando pero ilesos, se acercaron a Ivy. "Gracias por salvarnos," dijo uno de ellos, su voz temblando.

"No es nada," respondió Ivy, intentando sonar tranquila. "Solo hice lo que cualquiera habría hecho en mi lugar."

Esa noche, mientras el grupo se reunía para discutir lo sucedido y planear los próximos pasos, Ivy observó a Dante. La forma en que él se movía, cómo su presencia imponía respeto y cómo su habilidad en combate lo hacía casi sobrehumano, la dejaba intrigada. Había algo más en él, algo que no podía descifrar pero que la atraía de una manera inquietante.

Xiomara, a su vez, no dejaba de demostrar su habilidad en batalla, pero también mostraba una habilidad estratégica que era igual de impresionante. Era evidente que tanto ella como Nales eran expertos en su campo, y eso solo aumentaba la intriga de Ivy.

Mientras todos se preparaban para la noche, Ivy no podía dejar de pensar en lo que había pasado. A medida que las luces del hotel se apagaban y el silencio caía sobre el lugar, Ivy se dio cuenta de que su vida había cambiado para siempre. Estaba atrapada en una red de intriga y peligro, y a pesar de su miedo, no podía evitar sentirse emocionada por lo que estaba por venir. Todo lo que vivia era aterrador, pero de alguna manera, eso es lo que lo hacia emocionante, y junto con los demás, esto parecia una película de acción que apenas empieza. 

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