Un juego de sombras

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La luna bañaba las ruinas de la vieja mansión con su pálida luz. Todo estaba en silencio, salvo por el ruido de las batallas de los hombres de Dan y Emi a su alrededor. El aire estaba cargado de un frío que parecía provenir del mismo infierno, y el eco de sus pasos resonaba como una sentencia de muerte.

Dante apretó los dientes. Sus pensamientos iban de un lado a otro: salvar a Ivy o continuar con la persecución. Cada segundo que pasaba le parecía una eternidad, y su mente, aunque fría como el acero, se tambaleaba. Ivy, su Ivy, estaba en peligro. Pero Emiliano... Emiliano era la clave de algo mucho más grande. Algo que estaba fuera de su control.

"¿A dónde, maldito?" susurró entre dientes, observando su supuesto amigo poniéndose de pie viendo a Dante con satisfacción al ver como él se desespera por saber qué decisión tendría que tomar.

Entonces, lu voz de Emi se escucho a través de su auricular interrumpió el silencio.

—Dante, esto no es solo una caza. Esto es un juego... mi juego. —la voz de Emiliano resonó en su oído, gélida, pero con una suavidad sádica que hizo que cada músculo en el cuerpo de Dante se tensara.

Dante apretó los puños hasta que sus nudillos quedaron blancos. —No eres más que un peón en una partida que ni siquiera entiendes.

—¿Peón? ¿Tú, que nunca has dejado de seguir las reglas? Yo soy quien mueve las piezas, Dante. —el tono de Emiliano era ácido, pero lleno de una certeza perturbadora—. Tú solo eres el cazador... pero yo soy el dios de esta cacería.

Emiliano no solo era un enemigo; era una tormenta de caos, imposible de contener. Emi da una sonrisa y dice:

— Tendrás que averiguar donde se encuentra tu presiado tesoro. — en eso silvo y sus hombres se pusieron frente suyo para cubrirlo mientras este escapa. — Hablamos luego Dante. Saludos de mi parte para Ivy, a, claro, si es que la encuentras obvio.

Mientras la conversación se desvanecía en el auricular, Emiliano salia de la sala hacia el jardin donde le esperaba Oscar con su auto negro. Dante sintió que el tiempo se le escapaba entre los dedos. Debía moverse. Debía encontrarla. Ivy no era una simple pieza más del tablero. Y si había algo que Dante no podía permitir, era perderla. Cuando el auto arranca los hombres de Emi siguen con la pelea, dando golpes a los hombres de Dante. Nales desaparece entre las sombras con unos hombres, mientras Dante pelea con uno de estos hombres habla con odio para sí mismo:

—¡Desgraciado de Nales, escapa justo ahora que lo necesito! — Dante patea al tipo y sale a correr esperando poder toparse con Ivy.

La oscuridad envolvía la habitación donde Ivy se encontraba. Atada, con las manos ensangrentadas de tanto luchar contra las cuerdas, sus pensamientos eran un torbellino de desesperación. Los hombres de Emiliano eran implacables, pero había algo en el ambiente, un aire de inminente peligro, que iba más allá de ellos.

Respiraba con dificultad, sintiendo que el oxígeno se volvía cada vez más escaso. La puerta chirrió y uno de los hombres entró con pasos calculados sosteniendo un celular que estaba en línea, una sonrisa torcida bailando en su rostro mientras acercaba el teléfono hacia Ivy.

"Te ves agotada, Ivy. No te preocupes... pronto acabará." — Era Emiliano, adivinaron XP

Ella lo miró, su mirada cargada de desafío. No le daría el placer de verla temblar.

—No te atrevas a tocarme, Emiliano. No soy una víctima más en tu retorcido juego.

La risa de Emiliano resonó en la habitación como el eco de una pesadilla.

"¿Tocarte?" —inclinó el la pantalla hacia ella, sus ojos oscuros brillando—. "Oh, Ivy... esto no es sobre ti. Eres un simple medio. Lo que quiero es ver a Dante caer. Quiero destrozar su mente, su alma, y cuando ya no quede nada de él... sólo entonces te dejaré ir."

—Él te va a destruir. —Ivy le saca la lengua en forma de burla.

Emiliano desde el otro lado de la linea se limpió lentamente el sudor, sin dejar de sonreír. —"Eso es lo que hace todo más interesante. A veces, destruirse es la única forma de volver a ser libre."

Mientras tanto, Dante seguía sus instintos, avanzando a través de los corredores de la mansión. Las sombras parecían moverse a su alrededor, como si cada rincón estuviera vivo, acechándolo. Entonces, un sonido rompió el silencio: un leve gemido, apenas perceptible.

Se detuvo, tensando cada fibra de su ser.

Al abrir una puerta, la encontró. Ivy, más frágil que nunca, estaba amarrada en una silla, su cuerpo extenuado. El alivio mezclado con furia explotó en su pecho, y se acercó rápidamente, liberándola de sus ataduras.

—Ivy...ya te encontré, menos mal —susurró, su tono más suave de lo que jamás había usado con nadie.

Ella alzó la mirada hacia él, con una mezcla de alivio y miedo en sus ojos.

—Dante, él... está jugando contigo —Ella se termina de sacar las sogas de sus manos ahora que estaban un poco más flojas —.  Esta es una trampa...

Pero antes de que pudiera terminar su advertencia, una voz fría como el hielo resonó detrás de ellos.

— "Vaya, vaya... qué conmovedor. El héroe al rescate."

El hombre con traje apareció desde las sombras, su rostro iluminado por la tenue luz de la luna que entraba por una ventana rota. En su mano, sostenía una pistola, apuntando directamente a Dante mientras que otro hombre sostenia el celular.

— "Y ahora... ¿qué harás, Dan? ¿Salvas a Ivy... o acabas conmigo? Estoy a unos pasos de tu mansión, querido amigo. Sólo puedes escoger uno." —La voz de Emi no dejaba de ser tenso aunque proviniera del celular.

Dante no vaciló, pero sus ojos estaban llenos de una rabia contenida que estaba a punto de estallar.

—No voy a jugar tu juego, Emiliano.

La sonrisa de Emiliano se ensanchó, pero en sus ojos había algo más oscuro, más profundo. "Oh, pero ya lo estás haciendo. Desde el principio. Y ahora, mira cómo acaba." El hombre que sostenia el celular se aleja y cierra la puerta, dejando solos al otro hombre con ellos dos. 

En ese instante, un disparo resonó, rompiendo el aire.

Sombra del deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora