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|𝐒𝐔𝐁𝐈𝐎 𝐀𝐋 𝐕𝐄𝐇𝐈́𝐂𝐔𝐋𝐎 detrás de Dylan. Y éste se puso en marcha apenas cerró la puerta.
La limusina era grande y espaciosa, por lo que ninguno se preocupaba mucho por hallarse incómodo.
Pero incluso teniendo tres asientos solo para ella, Lia se encogió en su lugar.
Cerró los ojos en un pobre intento por espantar las lágrimas que todavía amenazaban con escapar. Sentía que su respiración se cortaba al salir por sus fosas nasales.
Aún estaba decepcionada de aquel pirata, de aquel pirata que tanto había amado y soñado tantas veces. El jamás la había amado, solo había sido utilizada para obtener la varita.
O eso creía ella.
Sintió una mano en la suya, se giró a ver y era el hijo del sombrerero loco, quien había visto triste a la chica desde un inicio.
Amelia le regalo una sonrisa falsa y quitó si mano para observar la ventana de el vehículo. Disociaba, pensando en mil cosas, pero en nada a la vez. Recordando mil acontecimientos recientes pero ninguno a la vez.
-¿Lia, estás bien?
No, por supuesto que no.
Apenas alzó su mirada para girar hacia Mal. Asintió poco convincente, pero lo suficiente para liberarse de preguntas por el momento.
No tenía ganas de hablar.
-Lamento que las cosas no resultaran como tu querías-murmuró Ben hacia Mal.
-Bueno, al menos estás a salvo, y eso...
-Al menos logré conocer la isla, es mi pueblo también-el rubio se encogió de hombros, con su mirada perdida en el suelo del vehículo-Uma hizo que viera eso.
-Ben, Uma te capturó-rezongó Mal, a modo de recordatorio.
-Es una chica enojada con un mal plan. No es tan diferente de ti a cuando fuiste a Auradon, Mal.
El ambiente se volvió tenso e incómodo, Lia sólo se removió en su asiento intentando escapar de aquella situación.
--Incómodo..
-Chico, entiendo que hablas, pero no siempre hay que hacerlo-reprendió Carlos, cubriendo gentilmente el hocico del perro. En cuestión de pocos minutos ya estaban atravesando la barrera mágica.
E inmediatamente, Amelia sintió un dolor en el pecho y se agarró. Los chicos notaron esto y se preocuparon por su amiga.
-Hey, ¿Estás bien? -la voz de Ben se hizo presente nuevamente, al ver que la chica no respondía y solo respiraba agitadamente, se acerco a ella y tomó una de sus manos intentando calmarla.
