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|𝐘 𝐏𝐎𝐑 𝐒𝐔𝐏𝐔𝐄𝐒𝐓𝐎 que un beso de amor verdadero había aclarado todo. Nunca fallaba.
Lo que no era de esperarse, era que Mal se transformara en un enorme dragón púrpura lanzallamas. De Uma quizás sí fue un poco predecible que se convirtiera en una versión de ella misma pero mucho más grande y con tentáculos, así como lo hizo su madre alguna vez.
-Por un instante creí que te ibas a convertir en un golden retriever -comentó la pelinegra codeando el hombro de el rey, los vk's rieron un poco, Dylan se acercó y se puso detrás de la princesa.
-Muy graciosa -soltó una risa el castaño aun con las manos entrelazadas con las de Mal.
-Oigan, chicos, les debo mucho, en verdad- habló ahora serio. Jay, Carlos, Lonnie, Evie, Dylan y Amelia asintieron acto reflejo- Si hay algo que necesiten, o si quieren que haga algo por ustedes...
-iOh! En realidad-empezó Evie, con tono casi apenado, cuidando sus palabras. La atención se fijó en ella- Hay algo. Conozco a una chica a la que le encantaría venir a Auradon. Es la hija de Drizella. Y es casi una hermana para mí...
-Tráela.
-Okay-la de cabello azul hizo un esfuerzo por contener su alegría-¡Bueno! iEn realidad! Hay muchos chicos a los que les gustaría vivir en Auradon, chicos como nosotros que merecen una oportunidad. No sé si podría hacer una lista.
-iSí! Dame esa lista.
La princesa pensó en ese instante en Harry, pero alejo todo aquel pensamiento que tratara del pirata que la había usado.
Escuchó unas risitas, y salió de su ensimismamiento Mal y Ben habían iniciado una pequeña batalla de agua, salpicando a todos sin mirar quién.
Y una pequeña alarma se encendió en el sistema de la pelinegra al momento en el que el agua empezó a empaparla también.
Mientras todos bailaban y cantaban, Amelia sintió frío, se intento abrazar a sí misma pero era en vano. Camino hacia la salida del baile y llegó a la playa que estaba a un lado de el baile.
Comenzó a caminar, se quitó los zapatos y sintió la arena en sus pies descalzos, cerró sus ojos y se dejó caer en la arena.
La luz de la luna golpeaba su rostro, el momento era tranquilo a pesar de que se estuviera muriendo de frío, el sonido de las olas chocando la hacía sentir relajada.
Hasta que la voz de un hombre comenzó a llamarla.
-Lily...
Esa voz, esa voz que tanto la atormentaba en sus sueños...
Amelia abrió los ojos y se sentó de golpe, miró hacia su alrededor pero no pudo ver nada, hasta que giró su vista hacia el mar y notó que una luz verde apareció en este.
