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─ᴇʟ ᴅɪᴏs ᴅᴇ ᴛᴀ́ʀᴛᴀʀᴏ─
No sabemos si existe el cielo, tampoco si hay vida después de la muerte, pero si fuera así, te aseguro sobre todas las cosas lo que pasó.
El amor adolescente, en ocasiones,es lo más inocente e ingenuo que los humanos podemos llegar a tener. Es una etapa que te hace sentir de pequeñas a intensas sensaciones, muchos las conocen como "mariposas en el estómago", pero ¿qué ocurre cuando amas demasiado que puede ocasionar que uno mismo se pierda?
Alguien una vez dijo: para que algunas almas gemelas se unan, es necesario que otras se rompan. Y -a veces- no sabemos el trágico final que puedan llegar a tener.
¿Crees en el destino?
Deberías.
A Harry le gustaban los días lluviosos y a Amelia los días cálidos. Ella era amante del té y él de el ron. Si bien, ambos se volvían como un Yin y Yang, tenían algo en común:
Los sentimientos que sentian uno por el otro. No eran perfectos, ni el ejemplo que toda pareja debía de seguir, porque después de todo, solo se reducían a ser adolescentes con errores por corregir.
Se hallaban en la habitación de Audrey. Luego de ser vencida por la magia de la brasa, cayó en un profundo sueño del que ni siquiera la misma brasa o Mal pudieron sacarla.
A cada lado de la cama se hallaban Evie y Mal; Ben vigilando desde los pies de la cama. Algunos pasos detrás estaban Carlos, Dylan y Jay. Celia se hallaba sentada en un sillón esquinero junto a Lizzy jugueteando con los cojines.
Doug y Jane habian llamado a sus respectivas parejas, para avisarles que el hechizo de piedra había desaparecido -y que, por tanto, el Hada Madrina estaba a salvo. Agregaron también que irían a ver a Bestia y a Bella, y a ayudar a tantos estudiantes como fuera posible.
En una de las sillas estaba Gil, jugueteando ansioso con sus manos; él no habia ido con Jane y Doug, pues insistió en regresar con sus amigos.
En la otra silla estaba Harry, con el ceño fruncido y la mirada fija en el objeto dorado -nada parecía lo suficientemente importante como para hacerlo desviar la mirada. Había acomodado el banco de la peinadora frente a su asiento, subiendo ahí sus pies con total comodidad.
Y Amelia, ella estaba en otra cama alado de Audrey, estaba inconsciente, su piel seguía pálida al igual que su cabello gris y sus labios morados.
Ben observó como Dylan veía a su amiga, y en ese instante le llegó un deja vu.
"Amelia observaba el cuerpo sin color de Dylan con tristeza"
Uma se hallaba de pie junto a su primer oficial, con un brazo apoyado sobre el respaldo de la silla. Su mirada preocupada oscilando entre la chica Whiteford y Harry.
