3. Reclamo.

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¡Bueno aquí esta el capítulo tres! Se que lo he subido con mucho retraso pero mi compu se averió y he tenido que esperar a que la repararan.

Este capítulo será un poco más largo que los anteriores pero pasan muchas cosa que a simple vista no tiene importancia pero créanme más adelante que la tendrá.

Espero que les guste el capítulo por favor comenten y díganme si les gustó o lo que se imaginan que pasará más adelante, me encantaría escuchar sus opiniones.

Para cuando Einar terminó de lanzarme órdenes ya habían pasado unas buenas tres horas y yo había pasado directamente de la etapa de histeria a encabronamiento ocho veces.

Cuando por fin Einar se fue a trabajar o lo que sea que hacen los vikingos, deje que transcurriera lo que pareció los veinte minutos más lentos de mi vida antes de abrirla puerta e irme en la dirección contraria que él había tomado (me tomé la libertad de espiarlo por la ventana), caminé intentando aparentar familiaridad pero siendo sincera... estaba en un tiempo donde las pijamas victoria secret no existían así que quién soy yo para hablar de integración.

Por suerte para mi no vi a nadie cerca, la casa de Einar estaba lo suficientemente alejada del pueblo para ver a sus habitantes como borrones a la lejanía, y si Dios se había dejado de burlar de mi, puede que mi objetivo haya sido satisfactoriamente alcanzado.

-¿Qué hace una forastera por aquí? - una voz masculina me hizo parar en seco, mandé una maldición al cielo y me pregunté por qué me molestaba en ser cristiana.

-No soy forastera. - dije intentando no temblar cual hoja al viento.

-Voltéate, niña. - intente tragarme una maldición que hubiera hecho a mi madre sonrojar, e hice lo que me ordenaba la voz.

Abrí los ojos como platos, el hombre frente a mi no solo media dos metros de altura sino que parecía sufrir la enfermedad del hombre lobo, estaba cubierto de pelo por todas partes, su armadura cubría su pecho casi por completo pero podía ver el pelo que sobresalía por los bordes del metal. Sus brazos estaban cubiertos de vello negro y ni hablar de su barba castaña y pelo largo agarrado en lo que parecía mas un chongo que coleta.

Oculté mi asco con una sonrisa de disculpa.

-Estoy buscando el...

-¿Río?- preguntó el al ver que no hablaba, asentí enseguida.

-Claro, el río.

-Estas por el lado contrario, pero no necesitas ir hasta allí, niña. - apunto con su pulgar a algún punto a su espalda. - en la aldea tenemos pozos para que puedas satisfacer todas tus necesidades. Pero eso ya lo sabías, ¿no es cierto?

Lo fulminé con la mirada, el hombre solo estaba jugando conmigo y los dos lo sabíamos.

Miré a todos lados con disimulo, estaba en un plano que daba la entrada a un bosque, me planté la idea de correr en esa dirección pero al final la descarte, había visto suficientes películas de terror para saber que la chica indefensa no debe entrar al bosque cuando el lobo feroz ya la había encontrado.

- Vivo con Einar. - decidí decir.

Grave error.

Vi como la sonrisa del hombre se tornaba fría, sus ojos brillaron con odio, di un paso hacia atrás asustada. Su mano se cerro sobre mi muñeca causándome dolor, me sacudí intentando liberarme y en respuesta el hombre levantó su mano con un ademen amenazador, cerré los ojos esperando el dolor, pero no sentí nada, después de unos segundos abrí los ojos para ver unos marrones observarme calculadoramente.

Mi  vikingo y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora