Ya habían pasado dos días desde el incidente de Oliver. Erin estaba explicándole algunas fórmulas matemáticas al susodicho, mientras Lizzie y Thomas practicaban caligrafía. Chloe, por su parte, estaba entretenida con "1984". Paige no se encontraba allí. Según había mencionado la mujer de color, no pudo venir ya que tuvo una emergencia con su hermana. Erin suponía que Payton había tenido otra pesadilla con la bruja.
«Ella no me ha visitado» pensó Erin, dirigiendo su mirada hacia la ventana «Aun así, no dejo bajar la guardia. Podría aparecer en cualquier momento»
La vista de la joven paso hacia el chico a su lado. Los rasguños en su rostro habían sanado bastante, y solo le quedaban algunos pequeños que cubría con unas venditas de colores. La chica recordó cómo el día del accidente, el padre de Oliver se lo había llevado rápidamente antes de que Conrad pudiera examinarlo en busca de más heridas. La repentina huida había dejado a todos confundidos, y desde ese día, Erin no había vuelto a ver a Oliver hasta hoy. El chico había llegado con una actitud despreocupada, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, Erin sabía que estaba fingiendo.
Para la joven, fue difícil entablar conversación con él otra vez. Ninguno de los dos se miraba directamente, y sus intercambios se reducían a monosílabos. Pero después de unos minutos, la conversación se hizo un poco más fluida, pero no lo suficientemente natural.
—¿Necesitas que te ayude? —preguntó Erin, rompiendo el incómodo silencio.
Oliver negó, sin levantar la vista de su cuaderno. Erin volvió a dirigir su vista hacia la ventana, observando como el cielo estaba cubierto por nubes grises. «Parece que va a llover»
Unos golpes se escucharon en la puerta. Chloe se levantó y dejó su libro en la ventana antes de dirigirse a abrir. Al abrir la puerta, se reveló que se trataba del señor Ward.
—¡Buenos días, señor Ward!—saludo Chloe.
—Buenos días a ti también, Chloe—respondió el hombre.
Desde el incidente con Albert y la Hermana Claudine, Erin había notado un cambio en el señor Ward. Parecía más rígido y severo, más ogro de lo que ya era. Recordó que esa misma mañana, al llegar a la capilla con Lizzie, había visto al señor Ward hablando con el Padre Gabriel. El hombre de la cicatriz le había dicho, o más bien ordenado, al sacerdote que Albert tenía prohibido el acceso al recinto. En ese momento, Erin no pudo evitar pensar que aquel acto podría parecer tierno si no fuera por el tipo de hombre que es el señor Ward.
«Los celos hacen que la gente cometa locuras» se dijo Erin, recordando aquella frase que su abuela le había dicho cuando le dio la tan famosa charla. «Ese hombre también sería capaz de hacer algo como eso» Erin hizo una mueca «Aunque... Tengo que el presentimiento que si eso pasara, el resultado sería distinto»
Thomas y Lizzie miraron al recién llegado con disgusto, dejando de escribir.
—Erin—susurró Lizzie—. ¿Podemos salir a jugar?
La petición de la pequeña sacó a Erin de sus pensamientos. Volvió su mirada hacia la niña y asintió. Ambos niños se levantaron de inmediato y se dirigieron hacia la puerta, saliendo del lugar sin dirigirle la mirada al hombre con la cicatriz. Chloe los llamó, más estos no la escucharon. Erin, incorporándose rápidamente, se acercó a Chloe y le explicó que irían a tomar aire fresco, a lo que la mujer asintió con una sonrisa comprensiva.
—¿Te-Te gustaría acompañarnos, Oliver? —preguntó la joven, volteando hacia el chico.«Asi podria hablar con él a solas»
Antes de que el joven diera una respuesta, el señor Ward habló.
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Almas Condenadas
Mystery / ThrillerCuando Erin huyo de su hogar, no esperaba que la lluvia la terminara llevando a un lugar remoto y enigmático: Midnight Grove, un encantador pueblo donde la amabilidad de la gente es tan singular como su peculiaridad. Decidida a tomarse un descanso...