34: SEDADO Y MIMOSO

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La Comarca de Mar Bravo era una enorme isla plagada de montañas y valles, separada del resto del continente por dos grandes fiordos. Podríamos haber navegado por uno de ellos en dirección a El Arrecife, alcanzando nuestro destino en apenas día y medio; pero Jungkook le tenía pánico al agua.

—No le tengo «pánico» —me corrigió cuando, a mitad del camino de montaña, le recordé una vez más aquello—, pero me pone muy nervioso navegar. Es como volar, no me gusta esa sensación de no estar pisando tierra firme.

—Jungkook, el gran capitán del ejército…

El alfa me dedicó una mirada seria y una mueca de labios apretados, haciendo sobresalir ligeramente sus bigotes. Cuando le eché una ojeada rápida y le mostré mi sonrisa cruel, terminó por negar con la cabeza y seguir adelante.

—Siempre me sedaban cuando había que viajar —me dijo en un tono más serio—. Me pinchaban y cuando despertaba, ya estaba allí. —¿Sí? —pregunté, perdiendo la sonrisa para sustituirla por una mueca de ceño fruncido—. A mí muy pocas veces me llegaron a sedar.

—Tuviste suerte, entonces —murmuró antes de saltar un pequeño cambio de nivel en mitad del camino rocoso—. Yo me pasaba la mayoría del tiempo drogado hasta que me necesitaban. Con opio, por cierto, por eso saben que funciona en animanos.—Eso no suena… agradable.—No, no lo era —me aseguró, tomando una buena bocanada de aire antes de echar una mirada al cielo nublado más allá de las montañas—. Pero había otros alfas que lo tenían mucho peor que yo. Me detuve.
—¿En el mundo beta?

Jungkook asintió.

—No hay alfas en el mundo beta. Los mandan todos a La Reserva.

El salvaje me miró un largo segundo y después apretó las comisuras de los labios. —Realmente te crees que eso —me dijo. No era una pregunta, solo una afirmación.  Yo estaba muy seguro de mis palabras. Tenía esa clase de certeza que te llevas a la tumba, como que el cielo es azul y la nieve está fría; son cosas que sabes y punto. Por eso, cuando Jungkook sugirió que su caso no había sido algo aislado ni especial, me recorrió un escalofrío de arriba abajo.

—Sí… —murmuró él, consciente como era de cada minúsculo cambio en mi cuerpo—. Yo no he sido el primero ni seré el último, Jimin. —No… no lo entiendo. ¿Para qué?

Jungkook resopló, apoyando una mano en mi hombro para animarme a seguir el camino. La conversación había dado un giro perturbador y oscuro, pero el alfa se comportaba como siempre hacía: como si no mereciera la pena tomarse nada en serio en la vida. —Pues, por lo que sé, para usos militares, investigación… e incluso entretenimiento.

—¿Entretenimiento? —se me escapó de los labios casi como si escupiera la palabra.—Sí —se encogió de hombros—. Peleas y esas cosas. Yo no estuve nunca en una, pero ya te dije que yo era especial: a mí solo me usaban para operaciones militares porque siempre he poseído un autocontrol increíble —terminó por mirarme, arquear las cejas y sonreír con cierto orgullo.—Tú —le dije mientras fruncía el ceño—. Autocontrol.—Aham —afirmó—. Sé que estás pensando en lo fácil que te resulta hacerme alfa, pero eso es porque… bueno, ya sabes; tú eres, quizá, y hablo de un quizá muy probable, la clase de omega que, aunque suene difícil de entender, sea exactamente, por no decir «justo», lo que más me gusta.

—Ya —fue mi única respuesta a su palabrería sin sentido—. ¿Y cuántos alfas mantienen en esas condiciones? Si tú tenías un autocontrol increíble y aun así te drogaban, ¿qué hacen con los demás?—Mmh… pues los mantienen sedados todo el rato, les inducen el coma o les domestican con feromonas omegas.

Mi silencio fue tan profundo que, por unos segundos, solo se escuchó el silbido del aire entre las piedras y el sonido blanco de las hojas de los helechos al chocar. —Oh, sí —dijo Jungkook como si nada—. Utilizan feromonas omegas para manipularnos. Posiblemente, hayan utilizado mucho las tuyas, porque son muy buenas y hueles muy bien. —¿Qué? —jadeé.
—¿Qué te creías que hacían en todas esas «revisiones médicas» que te hacían? —me preguntó, usando dos dedos de garras negras para entrecomillar las palabras—.¿Realmente crees que necesitaban analizar tu baba en cada ocasión y tomar muestras de tus fluidos? Pfff —resopló con los ojos en blanco—. Estaban recogiendo tus feromonas para utilizarlas después, Jimin. Incluso con toda esa tecnología y laboratorios, jamás han podido imitar algo tan complejo y sutil como la bioquímica omega.

Decir que estaba en shock, era decir poco.

—¿Han usado mis feromonas para domar a alfas? —pregunté, aunque casi ni me oí a mí mismo hablando.—Seguramente sí —afirmó sin ninguna duda de ello—. Es la única forma de domar a un alfa, Jimin. Puedes creer o no en El Todo, pero es real. Nos necesitamos mutuamente. ¿Por qué crees que en La Reserva los alfas estamos muy tranquilos y no somos agresivos? Porque tenemos a nuestros omegas. Sin ellos, nos volvemos irascibles y violentos; que es, exactamente, lo que pasa en el mundo beta.

—Pero… —mi cabeza era un huracán de pensamientos y me costaba bastante decidirme por uno solo, así que alcé ambas manos y cerré un momento los ojos, prefiriendo recapitular un poco antes de seguir avanzando—. Los betas mantienen secuestrados a alfas y usan feromonas de los omegas para manipularlos, ¿eso es lo que dices?
—Manipularlos, controlarlos… incluso prostituirlos.

En ese momento sí que no pude más que quedarme sin aire en los pulmones y mirar a Jungkook.

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