33: UNA BARBA DE MENTA Y MIEL

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Como sabía que sucedería, Jungkook terminó traicionándome. Lo hizo de la forma más sucia, rastrera e inimaginable posible. No me dio tiempo a reaccionar. Cuando volví junto a él, lo vi, clavándome un puñal en lo más profundo del pecho, allí donde ya no quedaba nada.

—Eres un dramático, Jimin —me acusó, echando a un lado la pepita del melocotón que acababa de comerse—. Tenía hambre —y se encogió de hombros, respondiendo, como tanto le gustaba hacer ahora, a preguntas que yo no había formulado—. Sí, ya sé que era el último, pero habrá más fruta de camino. —A ti ni siquiera te gusta la fruta —murmuré, dejando en el suelo el grupo de leña que había estado recogiendo para alimentar la hoguera del campamento.

—Puedo comerla. No es mi favorita, pero tampoco me va a matar —respondió, frotándose las manos para limpiarse el jugo del melocotón—. ¿No es curioso eso? —preguntó entonces, frunciendo el ceño antes de mirar al cielo repleto de estrellas—. A los alfas carnívoros nos encantan los omegas con sabores dulces, y las frutas suelen ser los más comunes; y, sin embargo, la fruta de verdad nos da completamente igual. ¿A qué crees que se debe? ¿Son solo las feromonas?

Me senté en el suelo frente al fuego y arqueé una ceja. No iba a conseguir distraerme del hecho de que se había comido la última pieza de fruta mientras yo estaba recolectando leña.—¿Y no se supone que los carnívoros sabéis cazar? —pregunté.

—Oh, no, no… —sonrió—, eso es solo un cliché. —Todos los carnívoros que conozco saben cazar.—Pff —resopló—. ¿Todavía no te has dado cuenta de que yo soy especial, Jimin? Soy único en mi especie. Soy la excepción que confirma la regla y el alfa más atractivo y sexy que…—No sabes cazar —concluí.

Una media sonrisa se deslizó por los labios de Jungkook, mostrando parte de sus colmillos anchos y afilados. Como un enorme felino, se movió gateando hacia mí, con su cola anillada deslizándose lentamente a sus espaldas, paso a paso sin dejar de mirarme. Cuando estuvo casi a mi lado, se detuvo, hundió la cabeza entre los hombros, agitó ligeramente el trasero y soltó un gruñido un momento antes de saltar.

Con su peso me llevó al suelo de hojas y hierba fresca, obligándonos a dar un par de giros antes de quedarnos parados. Mirándome fijamente con sus ojos de jade y oro, susurró en mis labios:—¿Cómo qué no? Te he cazado a ti…
Resoplé tan fuerte que se pudo escuchar en varios metros a la redonda, interrumpiendo por un instante el sonido de la brisa nocturna contras las hojas, el crepitar de la hoguera y el ulular de un búho lejano.—Creo que te has confundido —le aseguré—. Tú no me has «cazado», Jungkook; yo me he dejado cazar.

El alfa gruñó con interés mientras frotaba suavemente nuestros bigotes, haciéndome cosquillas con su larga barba de menta y miel. —Así que te has «dejado cazar»… —murmuró, moviendo las piernas entre las mías para hacerse hueco y pegar la entrepierna—. ¿Y por qué has hecho eso, Jimin?. Me encogí de hombros y le rodeé el cuello con los brazos. —Me aburría.

A Jungkook se le escapó un leve bufido y una pequeña risa antes de susurrar en mi oído:—Mientes… —Quizá solo tenía curiosidad.—Mucha curiosidad —me corrigió, pasando su mano por mi cuerpo en dirección a mi cadera.—De hecho, al principio estaba muy perdido, no sabía quién eras.—Oh… sí lo sabías —continuó susurrando, interrumpiendo por un momento sus leves mordiscos en el lóbulo de la oreja, allí donde a veces le gustaba tirar de mi pendiente—. Siempre lo has sabido. —Pero nunca me imaginé que fueras a darme tantos problemas.

Jungkook levantó la cabeza y me miró un momento a los ojos. —¿No? —arqueó las cejas—. ¿En serio?

—No —respondí antes de encogerme de hombros—. Quizá lo sospechara, pero no estaba seguro. —Ohm… —ronroneó, empezando a sonreír de nuevo—. Pues yo supe nada más verte que ibas a traerme muchísimo problemas.—Pensaba que no te gustaban los problemas, Jungkook.—Oh, ya, bueno… —dijo, ya a la altura de mi cuello antes de notar su lengua cálida y húmeda en la piel. Entonces gruñó y pegó más su entrepierna a mi culo—. Pero me encantan los problemas que tú me das…

La Reserva♡Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora