4.LOS ALFAS

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—¿Tan buenos son esos alfas para que os toméis tantas molestias por verles? —quise saber, fingiendo ser ese omega despreocupado y un poco tontito.

—Madre mía… —murmuró Taehyung, siempre un paso por delante de nosotros—. Haznos el favor de no dejarnos en ridículo diciendo gilipolleces así en Vallealto.

—No seas estúpido. Jimin no conoce nada de nuestro mundo, es normal que pregunte —me defendió Arda antes de volver la cabeza hacia mí. Íbamos a paso muy rápido, al menos, para un beta, pero ninguno sufría los efectos de falta de respiración o cansancio que ya habrían atenazados a los humanos—. Sí, los alfas del valle se consideran los mejores de Mil Lagos.

—¿Por qué? ¿Son los más atractivos?
—Oh… emh… No, no tiene por qué. Es porque… bueno, la mayoría son équidos y rumiantes —y me guiñó un ojo juguetón, como si me dijera «ya me entiendes», pero yo no la entendía.

—¿Y eso les hace especiales? ¿Por eso Capri es el alcalde?
—No, no, Capri es el alcalde porque los cinco pueblos le eligieron.

Democracia… en la Reserva de Animanos. De todo lo que había oído hasta el momento, creo que esa fue de las cosas que más me sorprendió descubrir.
—¿Y por qué…?

—Es por su polla, Mentita. ¡Su puta polla! —me interrumpió Taehyung, girándose un instante para dedicarme una expresión exasperada—. Los equinos y los rumiantes la tienen enorme. ¡¿Cómo no puedes saber ni eso?

—¡Taehyung! —exclamó Arda con enfado antes de mirarme y,tímidamente, decir—: Los alfas del valle son los más deseados por varias razones. Vallealto es un pueblo muy agradable, posee muchos recursos, no queda lejos del Pinar y… bueno, también por lo que ha dicho Taehyung. Suelen hacértelo pasar muy bien.

Mi única reacción a aquel descubrimiento fue arquear las cejas.
—No sabía que había alfas más deseados que otros —confesé.

—Ogh —el joven-conejo se rindió, apurando un poco más el ritmo para no tener que oírme hablar.

—No le hagas ni caso, Taehyung es un completo gilipollas —me dijo ella—, pero le gusta mucho a los alfas y se lo tiene muy creído. Verás, esto es un poco raro de explicar, pero intentaré hacerlo de la mejor forma posible: no todos los alfas son iguales, no todos viven en el mismo lugar ni todos podrían llegar a darte las facilidades que, quizá, quisieras tener el día que elijas emparejarte. Ya sea alimento, cobijo o protección. Los del valle tienen todo eso: poseen una tierra rica, abundante y, además, son sexualmente muy activos. Por eso hay que tener cuidado al tratar con ellos, ¿entiendes?

—¿Se ponen agresivos?
—No, no, no —Arda negó tres veces con la cabeza y hasta se llegó a reír un poco al final—. Claro que no. Me refiero a que, al igual que Taehyung, ellos también se lo tienen muy creído. Saben lo que valen y lo deseados que son, así que te ponen las cosas un poco difíciles. No son como los alfas del bosque o la colina, a los que puedes visitar sin importarte lo que piensen. O los del lago, que casi te dan las gracias porque vayas —y se volvió a reír hasta que se dio cuenta de que aquella era otra de esas bromas que yo no entendía—. Los alfas del lago son lo peor. La mayoría son mustélidos.

—Mustélidos… —aquel era uno de esos momentos en la vida en los que te gustaría haber prestado más atención en las clases del instituto.

—Sí. Emh… nutrias, comadrejas, tejones, glotones, mofetas, mapaches, aunque también hay algunos castores y roedores de agua. Se encargan de la pesca y la confección de cuerdas, nada demasiado importante; además, el lago es frío y húmedo, un lugar terrible para asentarse.

—Entiendo —murmuré—, es importante que el alfa tenga recursos y viva en un buen sitio.

—Sí, es muy importante. Nadie quiere emparejarse con un alfa que no pueda mantener a sus crías y darles lo mejor, ¿verdad?

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