Nuestra siguiente parada fue Costalta, una villa que alcanzamos tras recorrer la vera del río hasta su desembocadura en Fiordo de Niebla. Una vez allí, solo tuvimos que seguir la carretera de montaña A-43.
Yo fui el único de los dos sorprendido de haber pasado de la Edad Media a un mundo postapocalíptico de autopistas abandonadas y letreros oxidados por el tiempo. —¿Pero qué… cojones? —jadeé, dando un último paso hasta alcanzar el suelo oscurecido de cemento, carcomido por las grietas, la vegetación y el abandono—. Esto no debería estar aquí.
—Totalmente de acuerdo —dijo Jungkook —. Solo a los betas se les ocurriría hacer una autopista entre los fiordos. Están como obsesionados con manipular el mundo y adaptarlo a sus estúpidas necesidades. Es…
Se detuvo cuando vio mi ceño fruncido y mi mirada seria. —A lo que me refería es a que no había carreteras de asfalto hace dos siglos —le expliqué, señalando la autopista—. Tuvieron que hacerla después, después de haber formalizado La Reserva. —Me crucé de brazos y observé la autopista, tratando de descifrar su significado—. Está hecha un desastre, sí, pero eso podría ser intencionado; tratando de esconderla.
Aún se podrían mover una cantidad significativa de camiones y tanques por ellas. ¿A dónde lleva exactamente?Quizá una dos puntos estratégicos de…En esa ocasión fue Jungkook quien me detuvo con una mano en el hombro y una paternalista sonrisa en los labios.
—Estás muy guapo cuando te pones conspiranoico —murmuró—, pero no. Las carreteras ya estaban aquí antes que La Reserva. Bueno —se corrigió de pronto con un gesto de ojos en blanco—. Estrictamente no, no estaban antes, pero a los betas les costó lo suyo largarse y dejarnos tranquilos.Mi sorpresa y curiosidad habrían sido obvias incluso para quien, al contrario que Jungkook, no contara con un súper poder capaz de leerme la mente. Así que el alfa suspiró, me rodeó el hombro con el brazo, pasándolo por encima de mi mochila de viaje, y me alentó a continuar el camino por la carretera mientras me explicaba:
—La Reserva fue establecida hace dos siglos, como dicen los betas, pero lo que no cuentan es que no fue un proceso instantáneo. Hubo algunas… complicaciones. Por supuesto, nada que llegara a oídos de la sociedad, porque nos prometieron este espacio salvaje y «virgen» —entrecomilló aquello con un tono burlón y un gesto de manos— y nos lo iban a dar sí o sí. El problema fue que estas tierras ya estaban ocupadas. »Eligieron este lugar porque era alejado y no tenía mayor interés para ellos; además, ya había algunas comunidades animanas sobreviviendo en el corazón de las montañas y los bosques, aunque eran pocas y estaban muy aisladas; obligadas a refugiarse allí después de que los primeros betas colonos llegaran.
Cuando el Tratado de Paz se firmó, este territorio se convirtió en nuestra propiedad, pero esos betas asentados en los ríos, las minas y las costas seguían aquí, ¿entiendes? Así que planificaron el éxodo por partes. Fue una migración progresiva que se alargó mucho tiempo, empezando desde el centro; donde ya había animanos; y extendiéndose hacia fuera. Los animanos llegaban y los betas se iban, abandonando todo lo que no pudieran llevarse con ellos. Imagínate las quejas y el drama —resopló, poniendo una voz aguda y estúpida para decir—:“Estas tierras eran de mis padres, y de mis abuelos antes que ellos, y de mis bisabuelos, que mataron a muchísimos animanos para robarles el territorio y los recursos. ¡No es justo que tengamos que irnos!”
Jungkook se detuvo para mirarme por el borde de los ojos. Al final, cedí y sonreí, reconociendo que aquella tontería me había hecho gracia. Con una sonrisa de satisfacción, el alfa continuó:
»Los primeros en marcarse tuvieron que ser los del interior, por supuesto, dejando sus casas de piedra y madera atrás. Sin embargo, las poblaciones más al borde, tardaron muchísimo más tiempo en irse de aquí. De hecho, llegaron a creer que el gobierno se olvidaría de ellos y que la frontera de La Reserva se detendría antes de alcanzar sus ciudades. Pero eso no pasó…
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La Reserva♡Kookmin
FanfictionJimin es un omega nacido en el mundo beta y, aunque no tenga idea de la sociedad y costumbre de los suyos, ahora debe infiltrarse en La Reserva de Animanos más grande del país. La misión es simple: encontrar la célula terrorista que se esconde en...