Corazón roto

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Alan

Finalicé la llamada mientras caminaba hacia mi oficina, con la sensación de haber cumplido con una tarea más. El sol del mediodía se filtraba por las ventanas, creando un ambiente cálido y, por un momento, me sentí en paz. Pero ese breve momento de tranquilidad se desvaneció cuando Sonic me interceptó con su energía desbordante, su presencia imposible de ignorar.

—Alan, necesito un favor —dijo, sus ojos grandes y suplicantes brillando con una inocencia casi infantil. No podía evitar suspirar ante esa expresión. Él quería algo.

—¿Puede ser después? Estoy a punto de verificar el pedido antes de hacer el pago —respondí, intentando mantener el control de la situación. Pero Sonic no se rindió.

—Lo sé, pero esto será rapidísimo —insistió, entregándome una carpeta con manos ansiosas—. Sé que dijiste que no estás listo para aceptar pasantes, pero... ¿y si lo piensas de nuevo? Es mi primo, Alan. Solo échale un vistazo a su currículum.

Suspiré. No quería más responsabilidades, pero Sonic... Sonic no dejaba de insistir.

—Tu primo... —dije, cansado, pero con un deje de curiosidad.

—Sí, el mismo que te mencioné hace unos meses, el que heredó todas esas deudas. No quiero que deje la universidad, sería una pérdida. Por favor, solo léelo. Después decides —insistió, juntando sus manos en un gesto de súplica antes de desaparecer tan rápido como había llegado.

Me quedé ahí, con la carpeta en la mano, sintiendo el peso de las expectativas ajenas. Suspiré profundamente, sabiendo que Sonic había puesto en mis manos algo más que un simple favor. De mi dependía ahora que su primo siguiera en la universidad. Me dirigí a la oficina, donde el trabajo acumulado me esperaba, pero mi mente no podía escapar del pequeño drama que ahora colgaba sobre mí.

Las horas pasaron volando, y cuando finalmente el día comenzó a calmarse, noté que el cielo ya se había pintado de un azul profundo, salpicado de estrellas. La vista desde la ventana me sumió en una melancolía que me resultaba demasiado familiar. ¿Cuántas veces había mirado ese mismo cielo preguntándome qué habría sido si...?

Sacudí la cabeza, intentando desterrar esos pensamientos que siempre encontraban la manera de colarse en mi mente. Fue entonces cuando noté la carpeta que Sonic me había entregado. La abrí, más por compromiso que por curiosidad. Lo primero que me sorprendió fue la falta de una foto. Sonreí para mis adentros, recordando el desorden de Sonic. Claro, de él siempre esperaría un currículum lleno de fotos y bromas, pero aquí no había nada de eso.

"Jeff Aiemkumchai. 20 años."

Un niño. Mi mente hizo una pausa al pensar en su edad. Mi chico habría tenido alrededor de esa edad... Bueno, no "mi" chico, pero no podía evitar pensarlo así. Suspiré, sintiendo el peso de los años en mis hombros. "¿Cuándo me volví tan viejo?", me pregunté, sonriendo con amargura. Diez de diferencia, son diez años.

Pero mientras pasaba las páginas, algo en el currículum de Jeff me sorprendió. Este chico... era realmente talentoso. Tenía experiencia en trabajos impresionantes, algo que podría ser invaluable para nosotros. Sin darme cuenta, ya había tomado la decisión. Le envié un mensaje a Sonic, informándole que estaba dispuesto a darle una oportunidad a su primo, aunque en mi interior sabía que sería solo una prueba formal. Algo en mi intuición me decía que este chico aprobaría sin problemas.

El día de la prueba llegó, y como suele pasar, todo se complicó. No tuve tiempo de supervisarla personalmente, así que delegué en Way, conocido por su estricta rigurosidad. Si Jeff pasaba su prueba, no habría dudas para nadie.

—Alan, luces estresado —dijo Babe, acercándose con un vaso de té de limón, su preocupación evidente.

—Es solo el pedido de inicio de temporada —respondí, tomando un sorbo del té, sintiendo el alivio inmediato de su frescura. Pero Babe no se dio por vencido tan fácilmente.

Destino o Casualidad (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora