Destino o casualidad

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Jeff

Y tan rápido como cambian las hojas de los árboles, se cumplieron los seis meses del contrato. La brisa suave de la mañana acariciaba mi rostro mientras, junto a Alan, nos dirigíamos a cobrar la herencia. A nuestro alrededor, el murmullo de la ciudad se mezclaba con el canto lejano de las aves, creando una sinfonía que parecía celebrar nuestro amor. Sin embargo, al entrar en la oficina, las miradas de los demás nos envolvieron en un aire de sospecha, tal como Alan había vaticinado. Pero a esas alturas, nadie podía dudar de lo que sentíamos el uno por el otro.

Las preguntas reglamentarias fueron un mero trámite. Lo primero que hice al cobrar la herencia fue sentarme con Alan y su abogado para saldar la deuda que él había pagado por mí meses atrás. Pensé que podría encontrarme en un dilema si Alan intentaba negarse, pero su respuesta fue un simple asentimiento acompañado de una sonrisa que iluminaba su rostro como un rayo de sol en un día nublado. Esa sonrisa era tan dulce y encantadora que me hizo olvidar cualquier preocupación.

Regresamos al taller como siempre, pero esa tarde había algo diferente en el aire. Podía sentir un cosquilleo en mi nuca que anunciaba su mirada intensa. Al girarme, lo encontré mirándome con una fascinación casi palpable; sus ojos brillaban con una mezcla de ternura y picardía. "¿En qué estará pensando Alan ahora?" me pregunté, confuso pero emocionado.

Desde que comenzamos nuestra relación, Alan había sido el más dulce y atento del mundo. Su ternura y atención a los detalles eran inigualables; siempre respetando mis límites, especialmente después de que le confesé sobre mi infancia. En el taller, ya no robaba besos a la vista de todos; ahora me llamaba a su oficina o al depósito. Allí, entre risas y susurros cómplices, nos besábamos furtivamente. Recuerdo una vez en particular: él se acercó con esa sonrisa traviesa y me dijo: "Necesito tu ayuda con algo urgente", guiándome hacia su oficina. Una vez dentro, cerró la puerta con suavidad y me atrapó en sus brazos, robándome un beso tan dulce que sentí como si el tiempo se detuviera.

A veces, esos momentos se salían un poco de control. Sus besos se extendían a mi cuello y nuestras manos exploraban libremente nuestros cuerpos, creando una conexión que iba más allá de lo físico. Alan sabía exactamente dónde tocarme para hacerme sentir como si estuviera flotando en una nube. Pero él nunca intentó nada más; sabía que aún tenía mis miedos y ansiedades. A veces deseaba sinceramente que continuara, pero al darme cuenta de lo que estaba pensando, me alejaba avergonzado.

Mis celos hicieron que Alan se fuera a quedar con Babe. Él decía que no confiaba tanto en sí mismo. Aun cuando me arme de valor y le dije que quería que se quedara conmigo y que estaba listo para dar ese paso, si era en un celo. Bajo el calor del momento, pensé que sería más fácil dejarme llevar. Sin embargo, él se negó rotundamente; quería que nuestra primera vez fuera especial y no impulsada por el calor del celo. "Puedo esperarte toda la vida", me dijo con una sinceridad tan profunda que solo hizo aumentar mi amor por él.

Después de la discusión telefónica con Way, este empezó a evitarme completamente. Agradecí que no interfiriera más en nuestra relación. Poco después comenzaron a llegar rosas para Way; al parecer, esa cita con Beyond, a la que había asistido por Alan, había traído más que beneficios comerciales: el señor Pete había quedado prendado de él. Aunque Way se resistía a sus avances, a veces podía verlo mirándolo con dulzura mientras recibía las flores.

Alan me había invitado a una cita para celebrar nuestros seis meses juntos y el año desde que nos conocimos. Lo inesperado fue salir a la sala y encontrarlo con dos maletas a su lado mientras sonreía como un niño emocionado. Pestañee varias veces perplejo ante su amplia sonrisa.

"No te preocupes, AiNu", dijo alegremente mientras mi corazón latía desbocado cada vez que pronunciaba ese apodo especial que solo usaba conmigo y que empezó a usar de nuevo, después de que aclaramos todo. "Preparé tu maleta y lo que haga falta lo compramos en el camino".

Destino o Casualidad (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora