Bajo la luz de la luna

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Jeff

"Gracias," consigo murmurar, aún aturdido por la intensidad del momento. Su rostro se ilumina con una sonrisa cálida que dibuja unos hoyuelos preciosos en sus mejillas. Siento cómo mi corazón se acelera al ver esa expresión genuina.

"Hay mucha gente, ¿cierto?" dice, mirando a su alrededor, nervioso. Hay una chispa de timidez en su voz que me sorprende.

Asiento sutilmente, sin saber cómo responder. Mi mente está nublada por la cercanía de su presencia. Pero él continúa, sin dejar que el silencio se instale entre nosotros. "¿Ibas a probar los postres? Yo también. ¿Te parece si vamos juntos?" Su sonrisa se vuelve cómplice, como si estuviera invitándome a un pequeño secreto compartido. "La verdad es que no conozco a nadie aquí," añade, llevándose una mano a la boca, como si me estuviera confiando algo importante.

Lo miro con cautela, tratando de entenderlo. Él también ha venido solo, como yo. Por alguna razón, ese pequeño detalle me hace sentir un inexplicable alivio y, de algún modo, felicidad. Asiento de nuevo, y juntos nos dirigimos a la mesa de postres, donde los dulces están dispuestos como joyas preciosas.

"¡Oh! Se ven tan lindos que no parecen reales, ¿cierto?" comenta mientras observa los delicados dulces dispuestos como pequeñas obras de arte. "Seré honesto, no soy muy fanático de lo dulce, pero de vez en cuando me provoca, especialmente algo con fresas o chocolate"

"A mí me encantan las fresas," respondo, fijándome en lo esmerado del detalle en las tartas. El salón está tan abarrotado que nos vemos obligados a acercarnos más a la mesa. Siento su brazo rodearme sutilmente, protegiéndome de un empujón. Su toque es firme, pero tierno, como un refugio momentáneo en medio del bullicio.

"¿Te parece si te sirvo algo?" sugiere, tomando dos pequeños platos. "Creo que será más seguro."

Asiento otra vez, sin palabras, mientras él me sirve con delicadeza. Definitivamente, no tardará mucho en aburrirse con alguien que lo único que hace es asentir, pienso con un ligero rubor en mis mejillas. Sin embargo, él sigue sonriendo, como si mi compañía fuera suficiente. En poco tiempo, tiene los dos platos llenos. "Con esto probaremos todo," dice con una sonrisa triunfante que ilumina su rostro. Me siento un poco avergonzado; nunca he sido tan descarado con la comida, pero parece que a él no le importa en absoluto.

"Te confiaré algo más," añade en un tono más bajo, inclinado hacia mí como si estuviera compartiendo un secreto íntimo. "Creo que realmente solo vine a esta fiesta por esto. La comida se ve realmente grandiosa." Sus ojos brillan con sinceridad, y mi corazón da un pequeño vuelco.

Lo observo mientras habla, notando cada pequeño detalle de su expresión: la forma en que sus labios se curvan al sonreír, la luz que baila en sus ojos cuando se ríe. Todo de él parece cálido y acogedor, y no puedo evitar preguntarme qué hace alguien así aquí.

Con los platos en mano, me invita a seguirlo por unos pasillos laterales, escondidos de la vista de los demás. Cada paso resuena suavemente en la noche, mezclándose con el lejano sonido de las olas rompiendo contra la orilla. "¿Podemos estar aquí?" pregunto, con un nudo en la garganta, sintiendo una mezcla de ansiedad y emoción.

"Sí," responde con una sonrisa traviesa, esos hoyuelos apareciendo de nuevo. "Un amigo me contó de estos pasillos. Si llegamos antes de que los demás consigan pareja, el lugar secreto es nuestro."

"¿El lugar secreto?" repito, mi curiosidad creciendo, mientras nos acercamos a una hermosa terraza oculta.

El aire es más fresco aquí, y el sonido del mar se vuelve más claro, más presente. La terraza está rodeada de flores que parecen brillar bajo la luz de la luna. La luna, llena y majestuosa, se alza en lo alto, iluminando el lugar con un resplandor suave y plateado. Todo el entorno parece envuelto en un manto de magia, como si fuera un escenario preparado para nosotros.

Destino o Casualidad (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora