Distancia

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Alan

Me dejé caer en la silla, lanzando el lápiz a un lado con frustración. Las cuentas no me daban. En realidad, nada parecía funcionar últimamente. No podía concentrarme, mi mente siempre volvía al mismo punto: Jeff. Llevaba dos semanas enteras evitándome, desde ese día en el que estuvimos a un suspiro de besarnos. Si no hubiera sonado el teléfono... Me atormentaba la idea de lo que habría sucedido. Lo anhelaba tanto, había querido ese beso con una fuerza arrolladora, y sé que él también lo sintió.

Dejo que mi cabeza caiga hacia atrás, suspirando profundamente. Me siento derrotado. "Jeff, eres travieso y cruel", pienso en voz baja, dirigiéndome a un vacío que no me escucha. "¿Cómo puedes pasearte delante de mí con esa ropa, provocándome sin decir nada? ¿Cómo puedes jugar con mi corazón así? Es tu aroma... el sonido de tu risa... tu calor...". Ese día lo vi claro en sus ojos, no fue una ilusión mía. Él también quería besarme. Pero, ¿y si no fue así? ¿Y si fue solo a causa de su celo?

Muevo la cabeza con frustración. No tengo claro cómo sobreviviré los celos que vienen. Las ideas que cruzaron mi mente en esos días fueron todo menos sanas. Me forcé a no mirar hacia su ventana. Sabía que, si lo veía, aunque fuera solo una vez, sería suficiente para cruzar la línea que nos separaba y buscarlo. Y lo peor es que, si lo hiciera, Jeff no se negaría. No en el estado en el que se encuentra cuando está bajo los efectos del celo. Pero no quiero que pase así. Quiero que sea él quien decida, consciente, cuando sus sentimientos sean claros.

El problema es que cada vez parece alejarse más. Apenas compartimos el desayuno ya. Y aunque solíamos almorzar juntos, ahora siempre tiene alguna excusa. Por la noche se encierra a estudiar, y me deja solo con mis pensamientos. No soy tonto, sé que usa sus estudios como excusa para evitarme.

¿Qué debo hacer? El tiempo corre, y con cada día que pasa no solo lo extraño más, sino que siento que estoy perdiendo una batalla invisible, una carrera contra el destino.

Justo entonces, Way entra en la oficina, sin previo aviso, con esa sonrisa sarcástica de siempre que, dice que sabe más de lo que intento mostrar.

—¿Qué pasa con esa cara? —pregunta, sus ojos estudiando mi semblante—. Pensé que la vida de casados sería como un cuento de hadas para ti. Pero parece que has vuelto al principio.

Le lancé una mirada cansada, sin querer hablar de Jeff. Way siempre tenía algo que decir, algo que me removía más de lo que ayudaba.

—No es nada —respondí, tratando de centrarme de nuevo en el trabajo, aunque sabía que sería inútil.

—Sí, claro, "nada" —repitió él con una sonrisa torcida, acercándose al escritorio. Me estudió por unos segundos, evaluando cada gesto mío—. Al principio, después de la boda, parecías tan feliz. Eran como una pareja ideal, casi inseparables. Y ahora... todo parece haber cambiado. ¿Así piensas llevarlo a la fiesta con los patrocinadores? ¿no dijiste que querías intentarlo con Beyond?

—La fiesta de los patrocinadores... ¡La había olvidado por completo! — exclame sorprendido de mi descuido. —Pero Jeff... tiene tantos exámenes— termine desanimado de nuevo.

—No creo que sea solo eso. Es más, estoy casi seguro que no es por los exámenes. —comentó Way con un dejo de ironía en su voz.

—¡Way! —exclamé, ya empezando a hartarme de sus comentarios.

Way suspiró y se cruzó de brazos. —Alan, es obvio que te está evitando. No lo entiendo. Dices que crees en todo eso del destino, de las almas gemelas entre alfas y omegas. Pero para que eso sea real, ambos deberían sentirlo, ¿no crees? Lo que veo parece muy unilateral. Si de verdad fuera tu alma gemela, ¿no debería sentirlo el también? Pero, él sigue negándolo.

Destino o Casualidad (AlanxJeff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora